Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Vuelve -verdad es que no se fue- la pandemia

18/11/2021

Negar que la situación mundial por culpa de males sobrevenidos y, aunque no buscados, muy mal, incluso desastrosamente, gestionados, se ha adueñado de parte, y en muchos casos como el de la pandemia por COVID-19, hasta de nuestras vidas, ha tenido pocos seguidores. Pocos que, en verdad y como tratamos a niveles supra continentales pudieran llegar a sumar miles de protagonistas, cosa que, por fortuna, cuenta con una oposición de millones de gentes normales que, con su hacer sensato y comprensivo, que no beligerante, han puesto, y siguen, cordura en todo lo que se necesita para que las cosas, todas las cosas, vayan medianamente bien y no se descacharren cada dos por tres. 
Un par de ejemplos de actitudes razonables pueden ser, en verdad, la del pueblo español, que no sus gobernantes en algunos casos, en su lucha contra la pandemia. Cifras, casos y anécdotas aparte, la seriedad y espíritu de colaboración que han, hemos,  demostrado cuando nos han dejado hacer, es hoy reconocido por casi todos. Nosotros no hemos tenido ni trumps, ni bolsonaros, ni bosés, ni cosa por el estilo; hemos tenido, eso sí, malos gestores en los niveles altos, el presidente Sánchez el peor y más desorientado, pero todo lo han, lo hemos, suplido los españolitos de a pié. Y ahora que el virus está llamando, y con fuerza, a nuestra puerta, debemos volver a coger el bicho por los cuernos y dejarlo listo a base de estocadas, medias o enteras, en todo lo alto. Y es que nosotros, los españoles y allegados, somos un pueblo viejo y sabio, aunque a veces nos empeñemos en respaldar y mantener figuras fantasmales que viven, y muy bien, explotando todo lo explotable y más. Esto y que las situaciones de países tan adelantados y exquisitos en todo, o casi, como Alemania, Austria, Finlandia, etc., están tiritando y no de frío, que ya aprieta, si no de miedo, porque las cifras que se  registran en esos países son casi como las de los primeros momentos de la pandemia. 
Y claro, ¡algo teníamos que tener malo los españoles! Nuestra gobernanza sigue siendo un poquito, por no decir que totalmente, caótica y lo que es igualmente nocivo como el caos, hasta sonoramente antidemocrática. Ejemplos, todos. Cada día uno, o varios, que por caos que no quede. Las tensiones en el Gobierno, entre unos y otros o entre otras y unas, que tanto monta y tanto da, son de garabatillo y pueden terminar escalabraos; pero por si esto de que se pelee la izquierda es poca cosa, ahí tenemos a los mozalbetes del PP enzarzados en otro combate, este también por el llegar a gobernar, entre la cúpula, poco simpática en casos concreto y muy altos niveles, y la combativa presidenta de Madrid, que está demostrando una capacidad envidiable, capaz de combatir y administrar trabajo extra a los garciaegeas y demás compañeros de ¿embestida antifemenina?; claro que  no podemos ignorar ni la formación de un Frente Popular feminista, con la Yoli a la cabeza, que, de un lado, puede hacer que Pedro Sánchez salte de la mesa del Consejo como un haba tostada y de otro el contrasentido de que las mujeres más demócratas, feministas y más, den por bueno el compartir proyecto, o lo que sea, que será, con una política musulmana, ataviada como en los mejores tiempos del Islam y hoy como la musulmana mas alejadas del modernismo democrático.
Esto y más y lo anterior forman parte de los aconteceres de estos pasados días. Demasiado para un elenco político todo que, casi sin rendijas para escapar, está demostrando escasa capacidad para casi todo. Y lo malo, lo malísimo, es que el tiempo apremia en todo y el tiburón puede terminar comiéndonos a todos, o casi.