Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


Vidas florecidas

28/05/2021

Nacemos para morir a esta vida. Morimos para nacer a vida nueva, definitiva y en plenitud. Ese es el trayecto de nuestra vida completo. Lleno de ilusiones y esperanzas, desengaños y fracasos. Vidas cumplidas y plenas. En ese recorrido, y a pesar de las heridas que el corazón pueda tener, también la tranquilidad de una conciencia que ha hecho lo que debía con rectitud de intención. No exime, entonces, de errores, equivocaciones y pecados, pero sí que cuenta con limpieza de corazón, con honestidad profunda y transparente. 
El viernes pasado me llamaron para dar una unción de enfermos. Sacramento de aquellos que saben que su existencia, también y sobre todo en la enfermedad, está en las manos de Dios. De manera semejante a Cristo en el monte de los olivos en ofrenda de voluntad propia a la de Dios. Después de toda una vida, de constantes trabajos y sacrificios, ¿qué queda? Esa serenidad de entregar todo a la misericordia de Dios, acaso preocupados solo por si los tomates plantados meses atrás saldrán y serán sabrosos. En la sencillez está el don de la grandeza, de descubrir en la planta que crece, en el cielo azul de mediodía el silencio elocuente de Dios que siempre tiene cogida la mano del hombre.
Es ahí, en ese balbuceo de los últimos días cuando se puede mirar cara a cara al Señor de los horas y entregarle la vida entera con la humildad del que se sabe débil y con la confianza del que se reconoce hijo.