La primavera riega con su luz y claridad algunos campos de nuestra sociedad y a otros los mantiene en la confusión más recalcitrante. Nos hemos creído que estamos curtidos en la adversidad y sacamos fuerza y entereza de nuestra voluntad y firmeza. La claridad es un don, un baño de luz que llega alumbrando las noticias de actualidad. En la pasada jornada dominguera, la emoción se paseó por los campos de fútbol de primera división: en Madrid, Bilbao y Barcelona, se jugaban qué equipo ganaba la Liga 2020-21. Los marcadores no fueron determinantes y pasaron su testigo de cargo al próximo sábado con el cierre final del campeonato. Los colchoneros ya se ven campeones. Parte de la hinchada madrileña siguió el partido en los alrededores de su estadio. Pasaron por momentos encontrados: susto morrocotudo cuando el Osasuna se adelantó en el marcador y alegría desbordada cuando, en las postrimerías del encuentro, marcó Luis Suárez el gol de la victoria. En la otra orilla se encuentran los seguidores blancos del Real Madrid, que aguardan a que el equipo de Pisuerga, aprovechando que pasa por Valladolid, luche y logre los puntos necesarios para salvar la categoría en que milita, pero siempre que ganen al Villarreal. 
Otro rayo de luminosidad nos llega de Rafa Nadal, que agranda su leyenda. Conquista, tras una gran final frente a Djokovic, su décimo título en el torneo de Roma. La leyenda, ya mito, encara Roland Garros en condiciones favorables para renovar su conquista en París. 
Las vacunaciones contra la maldita pandemia están en el candelero. Es el afán de muchos españoles, unos aguardando los efectos de las dosis de vacunas ya administradas, y otros esperando la citación para el pinchazo contra el COVID-19. Del juicio teórico hemos pasado, afortunadamente, a la operatividad y fuerza de acción de un tema que se muestra ahora un poco más comprensivo para la mayoría de nuestros compatriotas, y que debe ocupar el campo sanitario al que está adscrito y nada más. 
De las claridades pasamos a la penumbra y la confusión, que nos sirven las noticias que llegan cuando las personas, ideas y sentimientos andan sin orden ni concierto en Cataluña, por ejemplo. Las mentiras repetidas cuando quieren pasar por verdades se hacen muy pesadas y aburridas a lo largo del tiempo: es el caso de ERC y Junts, que han llegado a un preacuerdo para investir a Pere Aragonés como presidente de su comunidad autónoma. Los independentistas y republicanos serán los que gestionen los fondos que remita la Unión Europea para salir de la crisis económica. El objetivo preferente es repartirse las distintas consejerías para administrar presupuestos y fondo citado, manteniendo la música machacona y rayada de la república bananera y rancia a la que aspiran, por el que están encarcelados algunos de sus dirigentes. 
Otro de los confusos temas salta a la actualidad para que los revisionistas que anidan en el Congreso de los diputados, abran sus intenciones más aviesas sobre nuestra Carta Magna, que merece respeto y tiempo adecuado Los imbéciles, protagonistas de botellones y fiestas descontroladas, sacan a relucir la carga de sus mezquinos comportamientos. Los necios andan sueltos. Y en esas estamos.