Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


La voz que salva

06/04/2022

La semana pasada, durante su actuación con Veleta Roja, en el Antiguo Casino de Ciudad Real, Aldo Méndez se dirigió en ruso a un chico y una chica ucranianos que acababan de llegar a nuestra ciudad. Obviamente, contó los cuentos en español, aunque de vez en cuando se dirigía a ellos, que no hablan nuestro idioma, en la otra lengua.
Parece ser que, gracias a la profesionalidad del cuentacuentos y su única y mágica forma de interpretarlos, pudieron captar ideas de algunas de las historias que nos iba narrando.
Días antes de ir a este evento, yo había leído una referencia que hace Irene Vallejo en su espléndido libro El infinito en un junco, acerca de la película El lector.
Este film está protagonizado por Kate Winslet y Ralph Fiennes, fue dirigido por Stephen Daldry, estrenado en 2008 y basado en la novela homónima de David Hare. 
Confieso que es una de las películas que me han hecho llorar. En ella se puede descubrir una preciosísima historia de amor entre una mujer de más de treinta años y un adolescente. Además de la atracción física existente entre ambos, sucede que Hanna (la protagonista) está seducida por la manera en la que Michael (su amado) le lee los libros que está estudiando en el instituto. Ella, fascinada por la voz de él y los contenidos de esas obras, le pide siempre que le siga leyendo, hasta que un día desaparece de la casa a la que el estudiante iba a visitarla.
Es increíble cómo la voz y la manera de leer o narrar historias pueden atraer tanto a la persona que escucha, aunque esta no entienda bien un idioma o su cultura sea escasa y no acierte a comprender bien todo lo que le cuentan.
Seguro que aquellos chicos ucranianos, aunque no entendieran bien a Aldo, se divirtieron y disfrutaron viéndole y escuchándole narrar e interpretar. Y, sin duda, para Hanna, que era analfabeta, la manera en que Michael le leía colaboró a aumentar la pasión que sentía por él. 
Y es ese nexo el que, después, no va a dejar de unirlos. Pasados los años, Michael, ya un hombre maduro, seguirá cultivando aquella costumbre suya de leer para ella, aunque sea de otra manera y no personalmente. Él sabía que para ella era algo fundamental y procurará que su amor, hecho voz, nunca le falte. Sabe que, así, tal vez puede salvarla. Una historia verdaderamente hermosa.
Hanna, en la que se esconde algún secreto terrible, es capaz de emocionarse y ser sensible ante la belleza de las historias y de la voz que las hace llegar a sus oídos. Perfecto ejemplo este de las contradicciones del ser humano: Somos capaces de conmovernos y demostrar sensibilidad ante determinadas situaciones y también de no vacilar y cometer delitos imperdonables.
Estén atentos, escuchen, hay voces e historias que pueden ser salvadoras.

ARCHIVADO EN: Ciudad Real, Libros, Novela