José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Tres piezas

24/07/2020

El verano de 1946 dio luz al bañador femenino o traje de baño de dos piezas, invento no de un modisto- como sería lo normal y habitual- sino de un ingeniero industrial alejado del mundo del vestuario y de la moda y que además recibió el nombre de un atolón de la Polinesia francesa, llamado atolón Bikini. Isla exótica está de la b y la k, en la que se habían realizado diferentes pruebas nucleares por parte del ejército francés en ánimo de controlar la energía nuclear. La actualidad de los ensayos de las pruebas atómicas lejanas, hizo que Louis Reard adoptara -buscando el efecto actual junto al efecto sonoro- en el París soleado de la posguerra para su nuevo traje de baño partido- el nombre hermético de la isla Polinesia. 
La conmoción en una Europa salida de la Segunda Guerra Mundial fue notable y reflejaba muchas cosas y rupturas que se prolongaron en el tiempo posterior de la otra Guerra Fría, por más que temperatura del bikini aludiera más a altas temperaturas emocionales y corporales, al mostrar un semidesnudo corporal. Por ello esa mañana del 5 de julio de 1946, en las reputadas piscinas Molitor, la modelo de 19 años Micheline Bernardini, mostró al mundo la ruptura del monopieza de baño, inventado por Carl Jantzen en 1912, con motivo de las Olimpiadas de Estocolmo. Ruptura no sólo física, sino también sentimental y erótica.
El verano de 2016, en la Europa recorrida por fundamentalismos islamistas advertimos el retorno a ese año nuclear de 1912, con el uso reinventado del monopieza islámico conocido como ‘burkini’, que daba cuenta del traje de baño reverencial a modo de bata de castidad, compatible con la religiosidad musulmana y con los preceptos del Corán, que impiden mostrar el cuerpo de la mujer que es ya un santuario.
Y ahora, cuatro años más tarde, apreciamos otra modificación nueva con la tres piezas que nos proporciona la pandemia y la Nueva Normalidad que vivimos sobresaltadamente. Así se pueden ver en nuestras playas litorales y lagunares, así como en piscinas y parques acuáticos, grupos femeninos posesionados por el bikini evolucionado: al top superior cuya desaparición anunció el reino del toples y la braga/tanga inferior, le acompaña este año la pieza superior de la mascarilla que cubre el rostro de la bañista. Lo exiguo de las piezas anteriores en algunos casos, junto a lo desarrollado del barbijo, hace que reparemos en el conjunto como un perfecto tres piezas. Como los trajes varoniles de antaño, llamados justamente tres piezas: al sumar chaqueta, pantalón y chaleco.