Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Castilla-La Mancha en clave electoral

03/11/2021

Con la pandemia en fase de tercera dosis cual barco tocado aunque no hundido, o así nos gustaría creerlo tras tanto padecimiento, el país, y la región, va  poniendo rumbo hacia  tonalidades netamente electorales,  que ya nos van a tener ocupados de aquí a 2023. Las tonalidades electorales concluirán en cuadro definitivo en menos de dos años.  No parece que se atisbe novedad en el cartel del combate castellano-manchego. El PSOE ha resuelto su congreso sin sobresaltos en favor de Emiliano García Page, que sale entronizado y aclamado por el noventa y nueve por ciento, es decir, por todo el personal presente en la sala. Seguirá sin problemas hasta las urnas, y después lo que quiera si las urnas le revalidan. Ha consolidado en el PSOE de Castilla-La Mancha esa  impronta sui géneris que se adapta y se apega al terreno más allá de lo que diga o no la calle Ferraz, y eso es lo que le ha llevado a proclamar, a modo de máxima central, que antes estará la región que el partido y por eso, también, lo de cuidar la caza, los toros y las tradiciones. El PSOE de Castilla-La Mancha pesca en los caladeros que se le suponen y en los otros, y le quita parte de la clientela natural al PP, y, ojo, también a VOX, que en las próximas elecciones podría ser el gran peligro para los intereses del PSOE si los verdes pudieran pactar con los populares. Es el socialismo Castilla-La Mancha como una suerte de trituradora electoral transversal que se lo pone complicado a sus rivales políticos, y a Sánchez le hace imposible el incordio prefiriendo a estar alturas el apaciguamiento en una gran paz socialdemócrata como quedó establecido en Valencia.
En el PP también han colocado a la gaviota castellano-manchega con vuelo hacia las urnas. Paco Núñez, empeñado en que le llamen Paco en todos los rincones de nuestra llanura y con el beneplácito de Génova y de Teodoro García Egea,  se ha garantizado la  tregua hasta la cita electoral, la tregua del fuego amigo  tras un congreso celebrado a toda prisa y por adelantado, como para querer dejar atado, aunque sea con alfileres,  lo que solamente podrá atar realmente y con nudo gordo una victoria electoral. Núñez no tendrá contestación interna de momento, y si hay espadas permanecerán por debajo de la mesa,  por más cenas que pueda haber e interpretarse, en el foro periodístico,  como conspiraciones en marcha para moverle la silla. Ni Vicente Tirado, ni Benjamín Prieto, ni Antonio Román, ni Rosa Romero. Tampoco Carlos Velázquez. En este último caso, la provincia de Toledo que preside Velázquez va tomando, eso sí, forma de núcleo alternativo, una especie de reserva para el día después si el resultado vuelve a ser un desastre. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Tregua total de momento, y veremos en los primeros compases del año que viene si puede haber algún repunte de tensión con la elección de los candidatos a las principales municipios de la región.
Veremos, en cualquier caso  y gane quien gane, si Castilla-La Mancha se convierte de nuevo en territorio del bipartidismo perfecto, algo que pasará si no irrumpe VOX en la escena parlamentaria con algo de fuerza porque lo de Podemos parece por estos lares una aventura periclitada tras la accidentada legislatura pasada en la que los morados obligaron a García-Page a ir caminando sobre el alambre siempre al borde de una quiebra que no llegó y que finalmente terminó para él  de cine con una mayoría absoluta ganada en parte a base de liquidar, y por un buen rato, cualquier aspiración seria de lo que pueda existir a la izquierda del PSOE en Castilla-La Mancha. Y así será salvo que el terremoto Yolanda Díaz que se anuncia  se deje sentir por aquí.
Queda por saber quién se lleva en Castilla-La Mancha los restos del naufragio de Ciudadanos, al que se da absolutamente por amortizado en la región, más después de los últimos acontecimientos, y en Castilla-La Mancha, dado el perfil moderado y socialdemócrata de García-Page, el botín que deje la malograda aventura naranja puede estar más repartido, incluso favoreciendo al PSOE. El PP, por su parte, contará con una baza que intentará exprimir a tope y a todos los niveles: las encuestas favorables a nivel nacional que, salvo el CIS, coinciden sin grandes variaciones en el resultado. Si continúa esa tendencia a lo largo de 2022,  Núñez se afanará por ser percibido como un surfista en esa ola ganadora, pero dos años, a día de hoy, es una auténtica eternidad.