Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


La Solana es madre y cuna de La rosa del azafrán

06/10/2020

Corría el año 1968 y además era el tercer domingo de septiembre, cuando La Solana celebraba por tradición la fiesta mayor en honor de la Virgen de Peñarroya, su Ofrecimiento, fecha elegida para el nombramiento de Federico Romero Saráchaga como Hijo Adoptivo de la villa.
El autor traía un regalo para los vecinos en su reencuentro con ellos, un bellísimo poema a la venida de la Patrona, que hace unos años reeditaba la Acaz acompañado de testimonios gráficos. A la jornada de exaltación mariana, siempre con grandeza, se completó en paralelo con un extraordinario acto académico en su honor, seguido de la inauguración de una calle. Mantuvo el acto académico el notario José Antonio García-Noblejas, extraordinario orador que resaltó la vida intelectual del homenajeado: «Estamos no sólo ante un gran libretista de zarzuelas sino ante una gloriosa pluma de nuestras letras españolas; un preclaro y excepcional personaje». Corroboró estos halagosel director de radio Ciudad Real, -entones única emisora en la capital de la provincia-, Francisco Fernández Tejada que acudió a cubrir el acontecimiento. Cuando acabó la entrevista y un tanto asombrado, me confesaba: «En los muchos años que llevo en la radio, nunca había entrevistado a una persona de tanto talento y de tanta excelencia». 
Uno, que ya contaba con numerosas salidas de escritos en prensa, contaba con la oportunidad de entrevistar a Federico Romero que, en casa de mis abuelos maternos, vecinos del homenajeado, había escuchado muchas veces su nombre. Las costureras de mi tía Agustina entonaban algunos fragmentos de ‘La rosa’ y de esa manera animaban las tareas de aprendizaje de corte y confección. Y pasó a contarme cómo concibió la obra que cuentan las costumbres y tradiciones solaneras: «Pues mire, viví varios años en esta población, y las cuestiones solaneras me dejaron marcado. Había que tener cierta perspectiva para apreciar todo lo que encerraban esas vivencias. Con esa distancia que daba la ausencia, despertaron en mí el interés porque eran enormemente teatrales. El autor   me confesaba y matizaba sus obras más preciadas: Por agrado entrañable, La rosa del azafrán, pero estoy muy orgulloso también de Doña Francisquita. Y me desvela uno de los personajes que aparecen en la obra: La Custodia la tomé de la hermana Gabriela que acudía en casa de mi tía Rogelia  cuando había matanzas y cochuras.  Te invito para que en otra ocasión hablemos de otros protagonistas. ¿Podría aclarar para todos los aficionados al Género Lírico qué pueblo de La Mancha le inspiró esa zarzuela manchega, que no se desveló hasta pasado su estreno? Y la respuesta no se hizo esperar: «La madre y cuna de La rosa del azafrán es La Solana». Y en esas estamos.