Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Giro a la derecha

26/10/2020

Se prometía una moción de censura anodina y roma. No había augurios de cambios importante en el horizonte, salvo atisbar la forma en la que Pablo Casado pudiera escapar de la gran encerrona que le había preparado Santiago Abascal. El guión resultaba endemoniado para el líder del PP ya que votar ‘no’ implicaba apoyar a Sánchez, votar ‘sí’ entrañaba alinearse con Vox y abstenerse se traducía por una muestra más de la falta de determinación en la dirección del PP.
Casado, contra viento y marea, dio la gran sorpresa no sólo al optar por el ‘no’, sino en la forma de hacerlo. Su discurso, a todas luces memorable, de un nivel como muy pocas veces nos ha sido dado escuchar en el Parlamento en esta legislatura, significaba no sólo una ruptura drástica y definitiva con Vox sino también el enunciado de un proyecto político para España que hasta el momento no nos había sido dado escuchar. Casado no sólo evitó el desastre anunciado sino que logró una victoria, de momento temporal, pero con voluntad de continuidad.
Se trata de un paso arriesgado. La derecha sale fracturada tras esta moción innecesaria. Sánchez, también atónito ante la jugada maestra de Casado, recibió muestras de adhesión de sus socios de Frankenstein, pero ha de estar muy atento a los próximos movimientos del PP. La legislatura da un vuelco drástico por el lado de la derecha que también afectará, inevitablemente, al resto del arco parlamentario.
Los planes del Partido Popular se fundamentan, fundamentalmente, en recoger los votos de Cs, un partido que bracea a la desesperada por no hundirse en la extinción, y en recuperar algunos de los ‘desertores’ del PP que aterrizaron en las filas de Vox en los tiempos del marianismo. No es una jugada sencilla, pero quizás era inevitable. Casado estaba obligado a dar un paso al frente, formular una apuesta decidida y presentar un proyecto propio, alejado del populismo que encarnan las filas de Abascal, cuya extraña intervención en el debate le facilitó las cosas al líder del Partido Popular.
Una derecha rota no es buena noticia para el constitucionalismo. Ahora se pondrá a prueba la habilidad de Casado para ocupar ese gran espacio de centro que decide en España las elecciones. No es tarea fácil pero tenía que intentarlo.