Estamos muy acostumbrados a que los políticos mientan y nos engañen ofreciendo en las campañas electorales objetivos que luego no cumplen. Unos porque son objetivos fantasiosos e imposibles de conseguir, como hacen los populistas, otros porque no se quieren cumplir, como hacen los demás.
Tendrían que hacer una campaña electoral anunciando que iban a aumentar el gasto público, que iban a subvencionar a todo tipo de amiguetes y de sociedades opacas, como la de los ERES, que iban a meter mano en la caja como en el caso Bárcenas, que iban a despedir al personal cuando prometían prohibir el despido, como la UGT, que se iban a comprar más coches oficiales, más chóferes, más asesores que no asesoran, total, que nos iban a hacer un agujero nuevo, después de los que nos han hecho, y que para taparlo iban a subirnos los impuestos.
Hoy tenemos el primer ejemplo populista: la ministra de Podemos o de lo que sea hoy la ensalada mental de lo que queda de los perroflautas, ya vestida de Dior y de Chanel como corresponde, ha hecho la propuesta de congelar el precio de la cesta de la compra. Manda huevos. Por favor ministra, por lo menos no se cachondee desde el púlpito.
¿Por qué en vez de eso no ha prometido quitar coches oficiales? ¿Por qué no ha prometido despedir a los enchufados de toda índole que se rascan la barriga con salarios de 7.000 euros? ¿Por qué no anuncia que el Falcon solo se usará en caso de verdadera necesidad, no para ir a desayunar? ¿Por qué no se disminuyen los políticos como lo han hecho en Italia?
En Italia han reducido el Senado y el Congreso un 30%, luego ¡sí se puede! ministra.
Que conste que la Díaz me cae bien, porque cuando la UGT, CCOO, y el resto de su tribu querían suprimir la reforma laboral, ella se puso de parte de lo razonable, y lo impidió, defendiendo una reformita de la señorita Pepis, a pesar de todas aquellas manifestaciones que habían hecho contra Rajoy cuando la sacó adelante, pero como esta vez venía de la extrema izquierda no hubo destrozos en el mobiliario ni barricadas ni nadie dijo ni pío.
Está claro que los políticos solo defienden a los políticos y a los enchufados que meten unos y otros. Total, que los 19 millones de trabajadores de este país tienen que mantener a 9 millones de jubilados, y además a 4 millones de funcionarios, 800.000 políticos y unas plantillas de chóferes, asistentes, lameculos, asesores, etc., cuyo número es un incógnita que parece secreto de estado.
Para recaudar ese dinero necesitan cobrarnos el IVA y los impuestos personales, que podrían bajar si no necesitasen tanto personal inútil.
Total señora ministra, en vez de prometer lo que no va a poder cumplir, pues empezaríamos otra vez con el estraperlo, reflexione y proponga y defienda reducir el gasto público inútil. La casta, que diría Iglesias, -ahora ya no lo dice con sus amantes y sus chalets-, se come parte de la cesta.

«Está claro que los políticos solo defienden a los políticos y a los enchufados que meten unos y otros»