Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


El gesto de las infantas

04/03/2021

Creo que fue Fernando Díaz-Plaja en su libro El español y los siete pecados capitales -obra conectada por el tema, el tiempo y las consecuencias- quien definió, de manera acertada, muy acertada, cuáles eran los males, los defectos, consustanciales al pueblo español y, una vez definidos estos, los siete, dejar muy clarito, de forma indubitables vamos, cuál quedaba en el ranking, en la clasificación, el primero, ya que hasta en lo malo, o en lo menos bueno, al español de a pie, y al de a caballo, le gusta ir delante, a la cabeza, ser, en suma el líder que se dice ahora…, que hay que ver cuántas tontunas son aceptadas en nuestro idioma desde que se inició la época de las concesiones de todo tipo  a los independentismos. Y de esos siete pecados, no lo dude nadie, el más importante, el capital, el líder o leader, el que nos define y nos avergüenza, al menos a muchos, es el de la envidia, la puta envidia, la envidia cochina, esa que nos convierte en seres mediocres, o más, y logra que nuestros actos, nuestro hacer diario, incluso nuestros planteamientos de futuro, sean formas, actos, comentarios…, de una pobreza mental y un cutrerío tal -perdón por la intencionada tontuna- que asusta.
Pero ahí esta la envidia, solitaria, o acompañada de más actos y más planes, cual hiena paridora, esperando ocasión para hincar el diente a lo que se ponga por delante, especialmente a personas a las que los demás, o al menos muchos, tienen, en lo más hondo de su ser, pu…ñetera envidia. Y en el fondo esto es lo que pasa, lo que subyace  en el ser de muchos compatriotas, que, ayunos de más temas de debate y discusión, interna y externa, ha cogido el anecdótico tema de la vacunación, en tierras de moros,  más amigos estos que otros más próximos geográficamente y culturalmente, que, conociendo un poco el paño, ofrecerían por cortesía de raza y costumbres, la vacunación contra el Covid19. Para mojar sopa en esta salsa, más propia de discusiones tipo Sálvame o cosa por el estilo, hay que contar siempre, siempre, con lo obsequioso que puede terminar siendo un gobernante árabe aún no siendo de sangre real. A estos, cada uno de su raza y de su zona -visiten un poblado beduino en cualquier desierto y verán y disfrutarán lo que es compartir de verdad- casi diría que hay que temerlos. Y en este caso, pienso que todo se redujo a un detalle, a un obsequio porque ¿ya me dirán ustedes lo que significa para el emir de Dubai que le pongan unas vacunas a las infantas de España? Pero claro, el tema, que ni quita vacuna a nadie, porque nadie va a ir a Dubai y aunque alguien vaya, el emir no le va a invitar a pinchazo de vacuna anti Covid, ni porque se hayan vacunado las infantas se muerde nadie más que en España, ni nadie va a ganar un puesto en la cola, ni nada de nada, pues yo les doy las gracias, -porque igual con su vacunación, me toca antes a mí, o a los míos, o a cualquier español de a pie, que aquí radica lo apuntado anteriormente, que puede haber cierta envidieja, por no haber podido exhibir nada, ni documento ni nada, para que nos colasen, como ha sucedido aquí, a la vuelta de la esquina de cada uno, con tanto alcalde multicolor y demás listos que, recordando a Lázaro de Tormes y a otros mucho peores, llevan ya la segunda dosis encima, y si nos descuidamos, hasta la tercera, que estos por pinchar...

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