Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Una vergüenza nacional

15/03/2021

La política española ha derivado en el retrato de un esperpento unido a una felonía y consumado en un disparate. Lo ocurrido esta semana en Murcia no tiene otro calificativo. La líder regional de Ciudadanos, en lucha abierta con la dirección de su partido y espoleada por las intrigas interesadas de Ferraz y Moncloa, lanza un órdago contra el Ejecutivo del PP en esa Comunidad, que la ambición ciega y torpe de Inés Arrimadas convierte en un terremoto nacional.
A la espera de lo que ocurre con la moción de censura en la Región de Murcia y de que se despeje el horizonte judicial de la convocatoria electoral de Madrid, bien puede decirse que todo se ha desarrollado de una forma tan torpe y chapucera que señala con el dedo del descrédito a quien lo impulsó. En este caso, sin lugar a dudas, a Inés Arrimadas, que aparece en este inédito cambalache como la principal autora del improbable guión. Cierto que desde los equipos monclovitas se animó la jugada, con la esperanza de arrinconar al PP para siempre en el margen de la ultraderecha del tablero, junto a Vox. Todo el escenario de la centralidad, para Pedro Sánchez. Esta era la clave de este empeño bastardo y chapucero.
Inés Arrimadas, efectivamente, sale del embrollo con su imagen muy dañada. Tanto dentro como fuera de su partido, ha mostrado una faz de ambiciosa incompetencia, incompatible con el liderazgo de un partido nacional. Ciudadanos, al tiempo, también resulta muy perjudicado, quizás con dificultades de supervivencia. Y Moncloa y Ferraz reciben un serio bofetón en una apuesta que consideraban de sencilla resolución y de enormes beneficios sin apenas esfuerzo alguno. Sale reforzada, sin duda, Díaz Ayuso, a quien, si se le permite realizar las elecciones del 4-M, recibirá una oleada de apoyos indudable.
Pero, fundamentalmente, sale herida casi de muerte la credibilidad de nuestra clase política. En plena pandemia, con decenas de miles de personas engrosando las cifras del paro, las colas del hambre y la marea de la desesperación y la ruina, no resulta razonable ni adecuado ponerse a jugar a la política barata, a los sillones y los escaños. Una vergüenza nacional que pasa una factura que algunos pretenden no ver.