Era serio y cortés, siempre afanado en el trabajo. Estaba revestido de la fortaleza que ofrece el espíritu malagueño. Llegó a nuestra tierra quijotesca con la buena disposición del funcionario al servicio del Estado. Era de esas personas que nunca abandona sus ideas, hasta verlas realizadas en todos los estadios de la vida, destacando en las propuestas que merecían su intervención.  De esa condición era nuestro amigo y compañero, el periodista Pedro Peral Martín. Su hija también periodista, María, - antes adscrita a Lanza y a El Mundo, ahora en El Español- nos hacía un previo con dolor de lo que nos aguardaba. Cuando llamamos a su casa en el día de su Onomástica para felicitarlo nos dijo: «Antonio está muy malito en el hospital».
Fue un enamorado de su trabajo en el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan como luego en la Diputación Provincial. Estoy convencido que la deriva que sufría el Estado ante el laicismo operante  y leyes que denigraban la vida, fueron determinante para que entrara en política. En una de las muchas tertulias que mantuvimos me expresó, así de carrerilla, que «la igualdad de derechos entre españoles tenía un rango constitucional, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, artículo 14 de la Constitución», que por aquellos días estaban pisoteados por el depravante y corrompido político catalán, José Luis Carod-Rovira, corría el año 2004. 
En su tiempo de presidente de la Asociación de la Prensa de Ciudad Real se abrieron los contactos con la FAPE y hubo propuesta de seminarios referidos al secreto profesional y cláusula de conciencia, además de otras medidas para dignificar la profesión periodística, entre ellas, ‘Congreso de la prensa local’, en la que estuvo presente Gaceta de La Solana, y representantes de otros medios de ciudades y regiones de España, incluida Cataluña. 
Durante su mandato se instauró el premio la H de Hidalgo para distinguir a personas e instituciones que se hubieran distinguido por sus valores en cualquier aspecto de la sociedad. En el año 1989 recayó en la ACAZ por su labor Cultural y el alcalde de Anchuras, Santiago Martín, tuvo una mención especial por oponerse junto con sus vecinos al campo de tiro que el Ministerio de Defensa pretendía instalar en su término municipal. 
En su faceta de corresponsal de Televisión Española con su compañero, el fotógrafo Herrera Piña, abarcaron toda la provincia con reportaje enjundiosos, destacando las costumbres, tradiciones, y economías más genuinas, así como en sus vertientes culturales y deportivas.
Nuestro amigo se había especializado en gastronomía y en vinos de la tierra de las que era un fiel defensor, cuando el vino todavía no había dado el salto cualitativo que llegaría con la modernización de nuestras cooperativas y bodegas, con nuestra  incorporación  a la Unión Europea. Él había ya señalado en su columna de prensa ‘La copa’,  los pasos a seguir.
Sus fuertes convicciones religiosas le llevaron a crear una ONG en ayuda a Guatemala que contó con la ayuda de la Junta, cuando gobernaba José María Barreda. 
Pedro Peral fue una buena persona y un excelente periodista. Para sus hijos, encarnados por  María y José, reciban nuestro más  sentido pésame que también  trasladamos a su hermana presente en el funeral por su alma, oficiado en la parroquia de San Pedro. Siempre estará en nuestro recuerdo. Descanse en paz.