Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


En peligro el cultivo del azafrán

15/11/2022

Los castellano-manchegos escribíamos hace más de veinte años en esta sección que contábamos por aquellos días de 2001 con una nueva Denominación de Origen Protegida, carta de naturaleza para una rosa y sus estigmas, un contraste de garantía para el azafrán de La Mancha. Según el reglamento adoptado por el Ejecutivo comunitario y al no contar «con ninguna declaración de oposición» era tramitada a la Comisión Europea tras la demanda de registro. Por lo tanto, la denominación tenía luz verde y desde los productores y envasadores podrían estampar el sello de contraste de calidad, indispensable para hacer frente al azafrán que llegaba de Oriente. 
Pese a que nuestra región ha visto disminuida considerablemente la superficie dedicada al cultivo del azafrán en estos últimos años, la producción anual sigue teniendo una influencia decisiva en el mercado interior y exterior. Unas 5.000 familias todavía se dedican a este cultivo típico de pequeñas explotaciones. Ya conocen nuestros lectores la existencia de varias clases de azafrán que cuentan con unas determinadas características. El nuestro, el de La Mancha, que logró la citada DO, cuenta con unas determinadas propiedades, entre ellas, una relación proporcional entre el estilo y los estigmas de las rosas; además de presentar un color intenso y un aroma penetrante. 
El azafrán se ha considerado siempre como cultivo minoritario que lo hace factible los pequeños propietarios ayudados por familiares; o bien como ingresos extras de familias que contrataban parcelas de terrenos para la plantación. Han contado a lo largo de estos años con rendimientos variables. El conocido como el 'oro vegetal' es extraído de una «flor arrogante que nace al salir el sol y muere al caer la tarde». El reportaje de hace unos días de nuestra compañera Ana Pobes, publicado en estas páginas, nos lanzaba el SOS por el peligro que corre este cultivo tan enraizado en nuestra región. Las cifras hablan por sí solas: desde el año 2018, en el que hubo una cosecha récord con 903,7 kilogramos recogidos, la producción ha ido disminuyendo progresivamente con 606,5 kilos en 2019; 451 en 2020 y 346,8 en 2021, lo que significa un 60% menos de la media histórica. A la disminución de producción hay que sumar la bajada de agricultores que se dedican a este cultivo, contando actualmente con 201 productores activos que junto con otros factores que han influido en la floración, como el aumento de la temperatura en el mes de junio, han llevado a los dirigentes de la DOP a elaborar un plan que incentive la plantación y el mantenimiento de este cultivo en La Mancha y pedir ayuda a la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha para evitar la desaparición de este producto reclaman ayudas que incentiven la plantación y el mantenimiento del cultivo tal y como se viene haciendo en otras comunidades, como Andalucía, que supone el 2% de la producción nacional, mientras Castilla-La Mancha es la mayor productora de azafrán del país. Hay que lograr que el azafrán se incluya en fondos de desarrollo rural. Sepan los políticos que para lograr un kilogramo de azafrán, se necesitan mondar 250.000 flores. Y en esas estamos.