Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


Cuestión de campanas

21/01/2022

Si nos preguntaran a unos y otros, creyentes y no creyentes, seguro que no nos pondríamos de acuerdo en cuáles son los grandes retos de la Iglesia hoy. Muchos mirarían a la evangelización del mundo actual, alejado de Dios y de la Iglesia -porque ambas cosas van unidas-; otros dirían que un mayor compromiso social, cultural, político, para transformar el mundo; acaso otros pedirían una Iglesia pobre, cercana, humana, sensible a las necesidades de todos… Muchas más cosas que nacen de profundas y verdaderas inquietudes. Abiertos a que cada uno diga su opinión, yo diría que el mayor reto de la Iglesia es el mismo que lleva siendo desde hace siglos: la unidad. El versículo 21 del capítulo 17 del evangelio de san Juan dice: «para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado».
Todos los años, del 18 al 25 de enero, tenemos ocho días de oración para rezar por la unidad de los cristianos. Pasa desapercibido este octavario de oración cuando debería ser uno de los momentos más importantes del año. Quizá porque estamos preocupados en otras tareas, aunque lo único necesario para que el mundo crea sea la unidad. 
A las campanas se les pone un nombre. Hace unos años tuve la oportunidad de elegir nombre para una y fue: «Ut unum sint», es decir, que todos sean uno. Para que su tañer inundara espiritualmente a todo un pueblo. Esa llamada a la unidad conlleva, supone e implica el amor. Querernos unos a otros, llevarnos bien, caminar juntos, buscar la unidad por encima de la diferencia.