Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Araceli, nuestra abuela de España

29/12/2020

Doña Araceli Hidalgo, extremeña de 96 años, fue la primera dama en recibir la vacuna contra el COVID, en la residencia Los Olmos, de Guadalajara. España ya la tiene encumbrada como una heroína moderna en los anales de la Historia al estilo de sus paisanos de gestas y hazañas, Pizarro y Hernán Cortés. Ella ya es historia de las historias contra el mal. Satisfecha, ha declarado ante los medios informativos: «Gracias a Dios que soy la primera. Estoy muy contenta, estoy bien y no he notado nada». 
Después de recibir el ‘milagroso’ fármaco, se dirigió a su habitación sonriendo. Ayer fue portada en la mayoría de los rotativos y en todas las televisiones de España. Siguen los medios informando que Los Olmos es una residencia regentada por nuestra Comunidad de Castilla-La Mancha. El pasado domingo, la directora del centro, Mónica Vadillo, señaló que vivieron «un día histórico, el Servicio de Salud estaba preparado para vacunar y lo ha hecho sin inconveniente alguno». 
La abuela de España, nonagenaria y más cercana a cumplir un siglo de existencia, es una muestra de cómo se puede envejecer bien a lo largo de nuestro ciclo vital: sin apenas arrugas en su tez, salvo la estética de sus cejas remarcadas, y el juego de sus pendientes con el asomo del collar, todo ello coronado por su cabellera plateada, ha causado asombro en el mundo. El secreto de su longeva edad ha concitado la envidia mundial. Su aspiración femenina consiste en no abandonarse a los años que desgastan. 
Recordamos ahora que las Naciones Unidas declararon al año 1999 como Año Internacional de los Ancianos. En ese tiempo, escribíamos que la presencia y recuerdo de la sociedad para con sus mayores ha sido siempre muy ingrata. Las elecciones son un ejemplo infausto de lo que decimos, cuando los políticos sacan a relucir las pensiones que reciben para guiar la dirección de sus votos de una manera grotesca e impúdica. Y proseguíamos con una apreciación del saber científico: pasadas unas décadas, las personas vivirán una saludable vejez hasta los 100 años. Habría que hacer un gran esfuerzo en el área de los Servicios Sociales. Expertos, además de la opinión pública -escribíamos- se mostraban partidarios de implantar una red de residencias que cubran con absoluta dignidad y amplitud, la creciente necesidad en este campo. Se realizaron grandes avances. Es cierto que la pandemia se ha llevado por delante a muchos de nuestros ancianos, pero a pesar de la luz que nos traerá la vacuna, no se deben retrasar los servicios asistenciales y médicos que deben presidir el nuevo organigrama en los centros y residencias. El anciano, el viejo árbol de la vida, bien merece una despedida de justicia. Ahí están y quedan sus declaraciones. «Yo voy a ponerme la vacuna por mis nietos». El amor de los mayores puede ser tan impresionante y tan sincero como el de los jóvenes. Las emociones que experimentan los abuelos por sus nietos llenan sus vidas. Ejemplos hay para dar y tomar, afortunadamente. Y en esas estamos.