Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Saludaba siempre en el portal

04/12/2020

Un número indeterminado pero significativo de personas ha descubierto estos días quién es Rafael Amargo. Lo sé porque yo estoy en ese grupo indeterminado pero significativo de personas. El bailarín y coreógrafo ha saltado a la fama por pasar droga. Está por ver cuánta, está por ver con qué socios y está por ver por valor de cuánto. Pero la noticia es que Rafael Amargo pasaba droga y la Policía, que llevaba tiempo siguiendo su pista, lo ha detenido.
Uno puede pasar toda su vida haciendo méritos, destacando en un arte, en una profesión, en un aspecto de la vida, y acabar saltando a la fama por algo como enriquecerse vendiendo sustancias ilegales. Es más, el caso de Rafael Amargo no es de los más clamorosos, ya que era un tipo relativamente conocido antes de ser detenido por la policía.
Mucho más triste es lo de todos esos narcos anónimos, todos esos ladrones y defraudadores comunes, que quizá han sido o son grandes padres, buenos amantes, maridos correctos, que quizá hizo algún mérito alguna vez.
Gente que a lo mejor encadenó una serie de chistes particularmente ingeniosos en una cena, a quien su suegra quería como a un hijo y que, por lo que sea, acaba saltando a los periódicos locales, o nacionales, porque se lo lleva la policía esposado. La desgracia de alcanzar relevancia en el peor momento, con la peor foto. A cualquiera le puede pasar.
Siempre me ha parecido importante, incluso pertinente, destacar en las crónicas de sucesos esa frase del vecino del quinto que cuando le preguntan cómo era el asesino con el que llevaba doce años compartiendo portal responde eso de que «saludaba siempre muy simpático, no me lo habría imaginado jamás».