Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Vuelva a intentarlo

27/05/2021

Sentado en la cama con el sueño aún a cuestas por el mal dormir y la impaciencia nacida de tanta paciencia vuelve a intentarlo. Es como una especie de pesadilla, pero despierto, que se repite cada rato y desde hace unos días. Sabe que no lo puede dejar, por necesidad, la que le imponen los médicos por haber pasado algo gordo. Conjuga el verbo con la mirada hacia atrás y lo acoge con la esperanza de no volver al inicio. Hay que insistir, repite en voz baja pese a estar solo. Pasar las pruebas para encontrar la tranquilidad cuando se escucha esa voz que dice que todo está bien y que no se tendrá que regresar hasta el año próximo. 
Bosteza mientras va al baño para lavarse los dientes. Vuelve a marcar y pone el altavoz para tener libres las manos. No, no puede soportar volver a escuchar de nuevo el mensaje. Un café antes de la ducha equilibrará las horas robadas a la madrugada o, al menos, las engañará hasta que a media mañana un nuevo bostezo le recuerde que el trasnochar no es bueno cuando se ha de madrugar. Lo sabe y por eso rebusca la cápsula adecuada en el jarrón de porcelana poblana donde tiene los distintos tipos de café que se diferencian entre sí por el color. Mete el azul en la cafetera. Fuerte e intenso. Entonces, espera a que ese hilito oscuro y espumoso que cae en la taza se detenga. Respira el olor que ya de por sí parece espabilarle mientras pega el móvil al oído, y susurra un por favor, un esta vez sí, un cógelo y resuélveme. Pero de nuevo es no. Sí, alguien descuelga al otro lado, y suena una voz grabada que se repite en las sienes como las campanadas de un reloj cuando se está a punto de dormir tras una larga batalla. Su susurro ahora es un grito. 
Minutos de placer. Tras el ligero desayuno va a la ducha y decide olvidarse del teléfono. El tiempo se le echa encima por lo que apremia y sale camino a esa reunión en la que podría encontrar otro reto. Otro intento mientras cierra con llave: «Nuestras líneas siguen ocupadas, rogamos trascurridos unos minutos, vuelva a intentarlo. Le recordamos que en nuestra web…». Cuelga. 
El encuentro abre las puertas a un viaje. Ya en el coche, antes de arrancar decide comprar su billete. Marca los números: 912… «Bienvenido a Renfe contigo… Manténgase a la espera…».  De pronto otra voz anuncia que la llamada será grabada, le pregunta por el motivo de la misma, no le entienden, repite con la paciencia agotada, le recuerdan las medidas por la COVID-19 y, por fin, le dicen que van a trasferir su llamada. Después…simplemente se corta.
Abre la guantera y guarda el móvil. Resopla. Decide ir al hospital a por su cita. Se disculpan, pero no se la dan, tiene que ser telefónica. Se rinde. Quizá, mañana, la suerte sea otra.