Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Hater

08/05/2023

Las redes sociales, sobre todo en la época de los millennials, crearon una enorme cantidad de términos o palabras de un lenguaje viral que llenó los contenidos de la comunicación más usual.
Bomboclaat, random, mainstrean, hater o crusch pudieron ser algunas de las más utilizadas. Para quienes tenemos ya una edad 'convencida', la mayor parte de estos términos se escapaban al lenguaje coloquial, incluso no nos adaptábamos a esa sintonía de una necesaria comunicación para formar parte del convenio social y jamás entramos a valorar su uso o reforzar el conocimiento para formar parte de su bestiario común.
Y es que el adulto, cuando se considera verdaderamente 'adulto' en sus convencionalismos, no sabe adaptarse a los mecanismos que exigen los obligados cambios sociales y queda demasiado al margen. Y no debería ser de esa manera, para evitar esas fracturas generacionales que tanto daño están haciendo en la interacción de los valores tradicionales con los valores modernos.
No quiero con esto decir, que debemos asumir todo cuanto las nuevas generaciones nos proponen, pero sí, adaptar nuestros mecanismos de defensa para poder, adecuar e interpretar lo mejor posible, todo aquello que se nos escapa o no entendemos.
Me gusta la palabra crusch porque es un 'flechazo amoroso' con alguien, con el que no puedes hacerlo realidad, es lo que antes llamábamos 'amor platónico', pero que ahora entra dentro del mundo analógico y que tanto bien nos hace para sentirnos viralmente correspondidos. Aquellos amores platónicos de nuestra adolescencia siempre alimentaron nuestra ilusión y crearon en cada uno de nosotros, un correspondido deseo de felicidad, entre ensoñaciones, reflexiones, deseos, anhelos, recuerdos y vivencias.
Y desde luego, no me gusta nada el término hater, por eso de ser 'una persona que odia o aborrece', algo que se ha hecho demasiado común en las redes sociales, sobre todo, cuando son tan viles y cobardes que no se atreven a identificarse con nombre y apellidos cuando deciden verter odio constante contra personas o contra colectivos, sin más que, definir su 'pestilente hipocresía' y su necedad, rencor, desprecio, fobia, inquina, propiedades que -desgraciadamente- le definen, sin olvidar que en la mayor parte de las ocasiones es producto de 'enfermedad' o 'envidia'. ¡Qué lástima de personas! ¡Pobres hater!