Rafael Cantero

Historia en Piedra

Rafael Cantero


Nuevas edificaciones

30/10/2020

Las plazas son los lugares donde se toma el pulso y se forja la vida de una ciudad. Allí se reúnen los vecinos para hablar, discutir, pasear o comprar. En las plazas se construye la verdadera historia local, en ellas se condensan desde los estilos arquitectónicos que han marcado cada época, hasta los más diversos monumentos y esculturas.
La plaza del Pilar es uno de los espacios más grandes y agraciados de Ciudad Real, es un exponente de la vida social y administrativa, es lugar de encuentro para los ciudadrealeños y de paso para los transeúntes de todo tipo, que a lo largo del día frecuentan entidades bancarias, comercios o esos bares que traen recuerdos de aquellos cafés que daban cabida a las largas tertulias de la bohemia y los intelectuales.
La plaza del Pilar, al igual que ha ocurrido con muchos otros espacios urbanos de nuestra ciudad, ha sufrido a lo largo de su historia grandes transformaciones que han provocado que su aspecto urbanístico, tanto en lo referente a sus edificaciones como en la reorganización del tráfico rodado, pavimentaciones y ornamentación, haya sufrido una gran metamorfosis, donde importantes edificaciones singulares que jalonaban la plaza han sido sustituidas por bloques de viviendas.  
De todas cuantas construcciones singulares tuvo la plaza del Pilar, como el palacete que construyó Dámaso Barrenengoa o el de la familia Messía de la Cerda, la única que se mantiene en pie, es el edificio que se levantó para ser sede del Banco de España, proyectado por el arquitecto Sebastián Rebollar y Muñoz, en el año 1903, declarado en la actualidad Bien de Interés Cultural.
Anexo al edificio del Banco de España y frente a la casa de la ‘Loba’, situada en la acera de enfrente, en la calle el Gato, existió un huerto grande, donde sobre su solar se construyó una amplia edificación de dos alturas que tenía en su fachada cinco balcones de forja y cuatro ventanas enrejadas en la planta baja.
El nuevo edificio construido se encontraba separado del recinto del Banco de España, como se puede observar en la fotografía superior, por una franja de terreno que estaba cerrada al exterior por una verja de hierro que aún hoy se conserva.
En 1985 se procedió al traslado de las oficinas del Banco de España a sus nuevas dependencias, en la carretera de Porzuna, quedando el edificio de la plaza del Pilar sin uso alguno. En 1986, el edificio del banco fue vendido a la Caja Postal de Ahorros, entidad que trasladó sus oficinas de la calle General Aguilera a las del antiguo Banco de España. La franja de terreno anexa al edificio que proyectó Rebollar, donde se encontraba la carbonera del banco y una alta y llamativa chimenea de ladrillo, fue vendida a Construcciones Aguilar.
En el solar resultante de la fusión del terreno anexo al Banco de España y de la edificación contigua, en 1989, Joaquín Aguilar Dorado promovió la construcción de un edificio de cuatro plantas que fue proyectado por los arquitectos Franco León y García Carrión. La fachada de este nuevo edificio que tiene vuelta a la calle Montesa, hace un guiño a la del propio banco de España, utilizando en su construcción retícula de ladrillo rojo aplantillado y piedra caliza abujardada.