Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


Dos dramas

11/06/2021

Dos dramas, quizá entre otros, pero estos son radicales, tocan lo profundo de nuestra naturaleza y de nuestro ser, de lo que somos y de su negación intrínseca. El primero el del tiempo. Cuánto nos cuesta aceptar que todo tiene su proceso. Hay tiempo de sembrar y tiempo de recoger. La desesperación (intranquilidad) porque los frutos no lleguen, cuando no están en ningún caso en nuestra mano, pueden esconder la tentación originaria de querer ser cómo dioses; que tanto la siembra como la cosecha dependa de nosotros; que el ciclo de la vida y de la existencia no escape a nuestro control. Nos conduce por senderos de humildad tener que reconocer y aceptar que hay como una especie de fracaso en nuestras aspiraciones de perfección presentista. Solo Dios es Dios y solo en sus manos está la plenitud de un mundo que está dándose a luz.
El segundo de los dramas es el del pecado. En el seréis como dioses de la serpiente en el Génesis es que se quiere ser dios sin Dios, al margen de la cruz, de la entrega, del sacrificio por amor, de la mirada fraterna que reconoce al otro como igual. Tanto Eva como Adán se olvidan de Adán y Eva respectivamente. Dioses solitarios. Tendrá que venir Jesucristo que, siendo Dios, se hace hombre, sufrir la cruz y llevar a plenitud todas las cosas con el Espíritu Santo. Hombre nuevo, mujer nueva que se miran cara a cara. Soportar también la limitación de permitir que Dios nos haga dioses. 
Tiempo para que la Palabra de Dios, para que el Evangelio empape corazones, transforme vidas. Mientras, paciencia y a sembrar.