José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


Lento corredor

17/11/2021

Así denominaba el diario El País, su editorial del 13 de noviembre, para referirse al retraso denunciado sobre las obras precisas en la conclusión del llamado Corredor mediterráneo, una obra de infraestructura viaria y ferroviaria capaz de conectar la provincia de Almería y Murcia –huerta de Europa en sentido real y figurado– con el sur de Francia –y de aquí con Europa entera– a través del arco litoral del mediterráneo. 
Todo ello, lo de Lento corredor, sin precisar el sinsentido terminológico –casi un oxímoron memorable– del título del editorial de marras, en la medida en que un corredor de cualquier tipo y formato es –o debería ser, en sus justos términos– todo lo contrario que lento si quiere llegar a buen fin en sus competiciones y competencias. Incluso en las carreras llamadas eufemísticamente de fondo –donde cuenta tanto la velocidad como la resistencia y la distancia se acrecienta considerablemente– no se puede ser nunca lento, salvo que se quiere fracasar en el intento. No se puede ser corredor y lento. Ni se puede ni se debe. 
La salvedad que se me podrá objetar es que el corredor del título no está referido a un caminante acelerado o a un marchoso velocista, sino a la otra acepción de la voz corredor, que en este caso alude al espacio longitudinal de diversas características y formatos, que conecta dos recintos –habitaciones, ciudades o países–. Y aquí la creación del corredor hay que entenderla como todo un proceso de acción humana que tiende a unir lo que antes estaba separado, a través de la ejecución de las obras necesarias como las citadas antes.
Aunque puestos a apreciar otros tantos Lentos corredores en la realidad española habría que recurrir a tantas realizaciones demoradas por razones no sólo económicas –también coyunturales, estratégicas, políticas y clientelares–, que serían una multitud de corredores retrasados y lentos. Todos hemos conocido los retrasos consiguientes – Lentos corredores– del AVE a Galicia, de la Y del ferrocarril vasco, de las desaladoras mediterráneas o del sempiterno y abandonado trazado de la Alta Velocidad a Extremadura, por no hablar de los Lentos corredores próximos, como la autovía A-43 –en cualquiera de sus opciones, Norte o Sur, que es otra forma de lentitud–, la autovía Ciudad Real-Toledo, la Tubería manchega o la conclusión de la autovía del V Centenario. Pero ninguna de estas demoras –tan reales y lentas como el Corredor mediterráneo– ha merecido un editorial parecido al del 13 de noviembre. Será que todavía hay clases.