Aunque nos tienen entretenidos televisando las batallas electorales al sur de los Estados Unidos, ha sido inevitable que trascienda la batalla política y parlamentaria en el sur de nuestro país, y que tiene a la Mesa del Parlamento andaluz entretenida con los conflictos internos de un grupo parlamentario. Con acusaciones, propuestas de expulsión, denuncias de transfuguismo y puñaladas hacia compañeros. Izquierda Unida, a iniciativa de la dirección andaluza de Podemos (que está fuera del Parlamento) y de acuerdo con ella, propone a los miembros con voz y voto de la Mesa (PP, C,s, PSOE y VOX) que expulsen del grupo parlamentario de Adelante Andalucía con 17 diputados, a su portavoz (que se encuentra de baja maternal y por tanto no ejerce como tal) y a siete diputados más. Otros tres parlamentarios en la misma condición se libran, la imagen de 6 expulsando a 11 sería demasiado escandalosa.  La Mesa acepta la propuesta con la oposición del letrado mayor y la Presidencia, y días después lo reconsidera, con la oposición del PSOE y VOX, empeñados en materializar la propuesta de IU-Podemos.
Qué extrañas compañías políticas se forman para maniobrar y expulsar a otros. ¿Por qué Teresa Rodríguez es ahora una tránsfuga cuando hace 8 meses pactó con Pablo Iglesias sus diferencias, renunciaba a liderar el partido en la región, manteniendo la representación institucional?  Nada nuevo. Un intento más de voladura de proyectos políticos plurales y colectivos desde los despachos de los aparatos de los partidos. Lo conocemos y lo hemos sufrido también en nuestra tierra. Otra vez empeñados en destruir y no en construir, en eliminar personas porque son obstáculos y en examinar la pureza y fidelidad a la secta para detectar enemigos. Pero esta vez la mezquindad ha traspasado líneas delicadamente inquebrantables.
La baja maternal de Teresa Rodríguez sí importa, no es circunstancial ni una coincidencia. No se expulsa a la líder de Adelante Andalucía mientras está de baja, sino que se la expulsa porque está de baja. Es decir, si no hubiera baja no habría expulsión porque ella sería la portavoz del grupo y en ningún caso esa propuesta habría llegado a la Mesa del Parlamento. La política no para mientras estás de baja maternal, pero debería cambiar y mucho estas prácticas, sobre todo por parte de aquellos y aquellas que dicen venir a cambiarla. Respetar y reconsiderar los tiempos de cuidados es también hacer política de otra manera, es hacer política para la vida. Cuando estuve de baja maternal se paró el mundo, renuncié a cargos, trabajo y propuestas porque mi mundo era mi criatura. Tu tiempo, tus emociones, tu cuerpo están dedicados a esa nueva vida.  Cuando recibí acusaciones, expulsión y puñaladas por parte de mis compañeros, lo pasé francamente mal. No se las deseo a ningún adversario político. Haber pasado por ello de baja maternal debe haber sido muy jodido. Preocuparte, defenderte, el teléfono no para de sonar, las redes sociales arden, los medios de comunicación en tu casa. Patrones que se repiten. Acusaciones de transfuguismo, el dinero siempre por medio, maniobras desde arriba dispuestos a todo. Esta situación me ha removido muchas cosas y me ha entristecido también, porque cuesta creer que alguien que ha orquestado o apoyado esta operación vaya a poner la política de cuidados en el centro.