Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


90 años de la República disfrutando otra

13/04/2021

El 14 de abril se cumplen noventa años de la proclamación de la II República Española. España hoy es ya republicana. La monarquía constitucional y democrática es sólo monarquía de una manera formal y los reyes carecen de poder, teniendo una mera ascendencia moral. De ahí la importancia que se porten bien y no defrauden ni a nosotros ni a ese Gran Hermano que existe en todos los países y que se llama Agencia Tributaria.
Desde 1978 y por primera vez en nuestra historia vivimos con la forma de la Jefatura del Estado ‘monarquía’ pero somos a todos los efectos una ‘república’. La monarquía como forma de Estado es compatible con el poder nuestro, el del pueblo, por eso queremos a nuestro rey, los que lo queremos, como símbolo, únicamente. Es lo mismo que nuestra bandera y nuestro himno.
Viene a cuento lo que les digo por todas las opiniones de estos días reivindicando cambios en la forma de la Jefatura del Estado, que me parecen muy respetables, pero nacen del puro sentimiento: los hay, no tantos como parece, que prefieren otros símbolos. Para ello pueden proponer un proceso de reforma constitucional y ya hablamos. Pero lo que creo que no se debe hacer es engañar a los menos informados diciéndoles que nuestra democracia no es plena por el hecho de tener un rey, y que a este no lo elegimos periódicamente. Tampoco votamos a nuestros otros símbolos, que ya se determinaron en la Constitución precisamente buscando la permanencia. Se vota a quien manda y en España el rey no manda. Vale ya de manipular a la gente y utilizar ganchos para otros fines.
Hay muchas cosas por las que protestar y un país por cambiar en mil asuntos, para quedarse en estas discusiones carentes de fondo. ¿No es una democracia Canadá? ¿No lo es Australia? ¿Quién es el Jefe de Estado en estos países? Exacto, la Reina de Inglaterra. ¿Si tuviera otra función que la simbólica, la querrían?
Lo que pasa es que esto de república y bandera tricolor se vende mejor que lo de la redistribución de la renta y la riqueza, y aquello otro de la igualdad real, pues la ciudadanía se da cuenta que es mentira todo lo que le prometen nada más los ve gobernar, por lo que se acude a la retórica de la historia para mantener una llama que respalde una utopía vacía de contenido efectivo.
No suelen fallar los sistemas ni las estructuras políticas democráticas, rara vez lo hacen los símbolos, y tampoco es que eso importe: lo que hace aguas muchas más veces son las personas que tienen el poder. A esos son a los que hay que revisar.