Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


‘First Dates'

16/02/2023

Hace ya muchos años que no veo la televisión. Conste  que no lo digo como algo de lo que estar orgulloso. No veo la televisión porque he desarrollado otras aficiones alienantes en las que perder el poco tiempo libre que le queda a uno después de entregar sus energías a la rueda insaciable de obligaciones subnormales en la que andamos todos metidos.
Pero como esa pantalla no la miro, no sé de qué van los programas que ponen, ni quién presenta la mayoría de los informativos, ni quién se ve obligado a forzar opiniones que no tiene sobre temas que no le importan en el espectáculo grotesco de las tertulias.
Ocurre que a veces voy a casa de alguien (normalmente ese alguien son mis padres) y está la televisión puesta. Y como vi mucha televisión de niño, aún sé identificar si lo que hay puesto es un concurso o un telediario, incluso reconocer algún rostro veterano. A mis hijas les sorprende mucho toda esa sabiduría latente porque ellas directamente no entienden nada de lo que aparece en la pantalla.
Cuando todo esto ocurre, hay dos cosas que consiguen mantener mi atención. La primera son los telediarios de Carlos Franganillo, a quien conozco desde hace muchos años y me hace sentir orgulloso. La segunda es 'First Dates', el programa de las citas a ciegas. Más que las técnicas de seducción, me divierte mucho ver al personal intentando proyectar su propia imagen. En general, me desconciertan los más jóvenes y me producen ternura los más mayores. Cuanto más se acercan a mi edad, a la cuarentena, más despistados los veo.
Creo que me podría pasar el día entero viendo 'First Dates' en silencio, masticando comida ultraprocesada. Me da la sensación de que es una forma de alienarse bastante más humana que la pantalla del teléfono y las mandarinas. A veces incluso me imagino cómo me comportaría yo si tuviera que decirle a Carlos Sobera quién cojones soy para impresionar a una chica. ¿Un tipo que solo ve la televisión cuando se la encuentra encendida en casa de sus padres? «Menudo gilipollas», pensaría si escucho a alguien diciendo eso.