Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Perico tiene sentado un traidor en el Gobierno

11/02/2021

Los españoles de buena voluntad, los que aún conservan algo que siempre tuvo el pueblo español y que no fue otra cosa que dignidad personal, los que tantas veces se quitaron de la boca el mendrugo de pan, estuviese duro o mohoso para darle al vecino, o los que se desparramaron por el mundo en una gigantesca e interesada labor -como todos- de colonización, y aun los que, en una etapa que cerraba ciclo histórico mundial,  y de los que aún vive una buena y variopinta representación, se desangraron por las tierras de España, de las que hoy sus herederas cagarrutas políticas reniegan, se estarán haciendo cruces, aun sin ser creyentes, tras oír de boca de ese rezumante y ruin vicepresidente de Gobierno que el calculador Pedro Sánchez, cómplice por necesidad, nos ha sentado encima de la chepa para que le paseemos por calles y plazas.
Y es que a este personajillo de opereta política, con maldad y odio sobrados para llenar la fosa de las Marianas y barrancos y oquedades adyacentes  del Pacífico, no se le ha ocurrido otra cosa, ¡vaya usted a saber la razón de ello y el interés y la servidumbre que lleva la cosa!, que insultar a España de manera grosera, gratuita y mentirosa -afirmando, como si en  vez de vicepresidente del Gobierno, indebido, inmerecido e inoperante salvo para el mal, fuese yo, un modesto periodista, servidor de ustedes y de la verdad o el ujier mayor del Congreso, que sabe, sin la menor duda, así como un millón de veces, y aun más, que el conjunto de sus señorías, que España no es una democracia plena. ¡Toma castañas! 
O sea, que cuarenta años con Franco muerto y enterrado, después de todos los despueses que hemos vivido, con el volteo que le hemos dado a las cosas sólo con agitar la papeleta de voto cuando ha tocado, con la elegante manera que estamos -muchos, la mitad al menos o más- tragándonos ofensas serias, graves, muy graves, tocantes por ejemplo a la religión, o a las creencias o a la unidad de España, la vieja Patria de tantos Cervantes o Velázquez o Cajal… todo para que no se rompa la convivencia, se superen de una vez las demasiado presentes heridas, y pongamos el motor a ritmo productivo o, como se dice ahora, en modo prosperidad. 
No cabe la menor duda. Iglesias, no sólo es un traidor de mala baba y peor leche, sino que lo es contra la que él apellida su propia gente, ya que el desprestigio de España, y más si es falso, sólo puede hacer daño al conjunto de España, al proyecto España, tanto político como social o comercial, etc., y no sólo  a la parte económicamente más fuerte de la sociedad. Porque, ciudadano Iglesias, de acuerdo en que los ricos también lloran…, pero convendrás que tienen más dineros para pañuelos.