Anotaba días pasados, Antonio Muñoz Molina, en su texto Novela negra y esperpento de 1981 –El País, 11 febrero– un hecho casi sobrenatural visto desde hoy, desde 2023. «Los quioscos eran catedrales lujuriantes de nuevos periódicos que tiraban centenares de miles de ejemplares y de revistas con portadas de mujeres desnudas». Como si todo entonces, en 1981, fuera prensa y erotismo y nada más, aunque hoy sabemos que aquello fue viento pasajero o solo ave de paso, aunque hoy conozcamos las consecuencias de esos quioscos lujuriantes y volanderos.
Escribía en estas mismas páginas –Kiosco y menos, 18 de octubre 2022– sobre la desaparición de los kioscos de prensa de modo progresivo y creciente en Ciudad Real. Tanto como para concluir el panegírico con el pie de la viñeta de El Roto: «El pasado día 26 de septiembre, El Roto, en el diario El País, colgaba su editorial gráfico con la silueta de un kiosco cerrado y en el frontal la razón de su titular, como un homenaje a estas extinciones. O como una despedida a Juan Francisco, tal vez su kiosquero de siempre. 'Cuando cerró el último quiosco –así lo escribía Rábago, el Poder suspiró aliviado'.  Entre el Poder temeroso, la competencia exorbitante del universo digital, el declive de la lectura en soporte físico y la pérdida de lectores se va escribiendo el cierre de tantos kioscos».
La edición de Toledo de La Tribuna publicaba el pasado 8 de febrero la noticia «150 euros al mes para recuperar los quioscos de prensa», exponiendo la salida a licitación por parte del Ayuntamiento de Toledo de varios quioscos por 1.800 euros al año tras el cierre de las unidades de la avenida de Reconquista, Santa Teresa, Palomarejos o Zocodover. De tal suerte que comprar el periódico en Toledo resulta una aventura casi imposible y esforzada, salvo que te traslades a la zona de los juzgados de Mendigorría, donde campea un kiosco solitario y resistente. Hecho que corrobora lo anotado en el referido texto Kiosco y menos y que ratifica el estudio de las universidades de La Coruña y Santiago, que cifra que entre 2010 y 2018 se cerraron en España 6.000 kioscos. Las fuentes del sector señalaban que en 2021 se había pasado del pico de 35.000 unidades a las 17.000 actuales.
Ni sé si el Ayuntamiento local –ahora en tiempo de promesas electorales– valora acometer una medida similar a la del Ayuntamiento de Toledo de cara a promover la apertura de los kioscos varados para poder volver al estado inicial de 'quioscos como catedrales'.