Rafael Cantero

Historia en Piedra

Rafael Cantero


Una advocación de origen italiano

22/01/2021

La advocación de Virgen de las Lágrimas no alude a una aparición de la Virgen, sino a un fenómeno prodigioso que tuvo lugar el 29 de agosto de 1953 en Siracusa, Sicilia. En la humilde casa de los esposos Angelo Lannuso y Antonina Lucia Giusti existía una imagen policromada hecha en yeso del sagrado Corazón de María, que fue un regalo de bodas. La imagen derramó lágrimas durante cuatro días, entre el 29 de agosto y el 1 de septiembre. Cuando lloró, la primera en verla fue Antonina, que en ese momento se encontraba embarazada de su primer hijo.
Las autoridades eclesiásticas fueron muy prudentes con lo ocurrido. El párroco Giuseppe Bruno llegó hasta la casa de los Lannuso acompañado de varios expertos, entre ellos, el doctor Michele Cassola, abiertamente ateo. Los expertos, que serían luego parte de la comisión investigadora, fueron testigos directos del milagro. El fluido recogido fue sometido a diversos análisis por una comisión científica, quienes hicieron una comparación de la muestra recogida con lágrimas humanas. El doctor Cassola no tenía explicación científica para lo que revelaron los estudios: el líquido derramado por la imagen mariana correspondía a lágrimas humanas.
Este hecho despertó curiosidad e interés, y con la velocidad del rayo, la noticia se extendió por toda Italia y otros países, surgiendo una gran devoción por esta advocación mariana.
En Ciudad Real, el entonces párroco de Santiago, el padre Javier María de Castro, conocido popularmente en la ciudad como el padre Castro, al tener conocimiento del hecho, peregrinó ese mismo año hasta Siracusa, quedando impresionado por el fervor que se profesaba a la Virgen de las Lágrimas.
A su regreso, empezó a promover la devoción por la Virgen de las Lágrimas, consiguiendo el compromiso del Ayuntamiento y Obispado de levantar un retablo-altar donde estuviera expuesta al culto la imagen de la Virgen de las Lágrimas, proponiendo como lugar idóneo la plazuela que hasta este momento era conocida con el nombre de Aguilera, donde se encontraba la Casa Parroquial de Santiago.
El 10 de enero de 1954 llegó la imagen facsímil a la de Siracusa, que fue regalada por el arzobispo siciliano, al ser Ciudad Real la primera ciudad española que rendía culto públicamente a la imagen de la Virgen de las Lágrimas.
La inauguración y bendición del retablo-altar se llevó a cabo el día 16 de mayo. Al acto asistieron el obispo-prior Emeterio Echevarría Barrena, la corporación municipal, diversas autoridades de la ciudad y gran número de feligreses. Los actos comenzaron a las 18.30 horas con una misa multitudinaria en la plaza Mayor, presidida por el prelado.
Para ello se había levantado un altar en la fachada del Ayuntamiento. Una vez finalizada la misa, la imagen de la Virgen se trasladó en procesión bajo palio, siendo portada por el obispo, acompañando al cortejo, el cabildo catedralicio, autoridades, niños de primera comunión y numerosos fieles. Cuando la comitiva y séquito llegó a la plazuela, el padre Castro colocó la imagen de la Virgen de las Lágrimas en el retablo que se había construido al efecto.
En los primeros años del presente siglo, la hornacina que albergaba la imagen de la Virgen fue objeto de diversos actos vandálicos que ocasionaron daños al retablo, por lo que, a petición del entonces párroco de Santiago, Enrique Galán Ruedas, el Ayuntamiento reformó la plazuela y sustituyó el retablo-altar por el mosaico cerámico de estilo sevillano que hoy se puede contemplar y que está compuesto por 35 baldosines de cerámica que contienen la imagen de la Virgen de las Lágrimas. Como remate del conjunto se incorporó el primitivo tejadillo, situando a cado lado un farol de forja. La remodelación de la plazuela de la Virgen de las Lágrimas fue inaugurada el 24 de julio de 2008.