Escolástico González

Fontanería Pública

Escolástico González


Don Lorenzo y los toldos

12/07/2021

Acabamos de rebasar los 43 grados a la sombra en Ciudad Real y el Lorenzo ataca de nuevo en este verano de 2021. Se resiste el astro rey a ser benévolo con la burocracia municipal y con el expediente municipal de instalación de toldos en la Plaza Mayor. Le da lo mismo lo que diga el concejal de Hacienda o lo que digan los pliegos de condiciones, Don Lorenzo es puntual en su llegada y lo hace con el mismo rigor que prometió volver el año pasado por estas fechas y los anteriores. Y vaya que ha vuelto. Este año con más fuerza todavía.  Cae sobre la Plaza Mayor y el resto de calles de la ciudad como un sol de justicia.
Han pasado cuatro años desde que en el 2017 de la legislatura pasada Ganemos presentara una moción al pleno del Ayuntamiento con la idea de entoldar la principal plaza de la ciudad en época estival, como sucede en otros lugares de España. Cuatro años después, en 2021, y tras varios intentos de licitaciones fallidas, proyectos, pliegos, y asesoramientos varios, ni la Plaza Mayor, ni las calles aledañas cuentan con el sistema de sombra que el pleno del Ayuntamiento aprobó. Primero, falta de presupuesto, después un presupuesto escaso junto con un proyecto técnico demasiado básico, pero, qué más da, siempre hay una razón para el retraso. En el Ayuntamiento de Ciudad Real los tiempos se miden de forma distinta. La burocracia ha ganado y ha dejado a Don Lorenzo un verano más campar a sus anchas. Y este año con más ganas que nunca. 
En este Ayuntamiento los modelos de organización, cronogramas, fechas, plazos y procedimientos no existen. De lo contrario no se comprende por qué siempre les pilla el toro. Un año más de incumplimiento del acuerdo plenario de 2017. Y ya veremos si algún día se ven puestos. La plaza y aledaños son un enjambre de sombrillas y toldos instalados directamente por cada cafetería, pastelería o heladería, pero eso no es lo esencial, lo esencial es que hay un acuerdo plenario que se incumple sistemáticamente. A primeros de año la portavoz del equipo de gobierno decía para justificar la inversión de toldos en la Plaza Mayor, después de cuatro años de espera, que servirían para dar mayor vida a la plaza, fomentar el turismo y paliar la maltrecha economía de los comerciantes y hosteleros de la zona. Pero siempre sucede algo que impide realizarlo. 
Tampoco la oposición se libra de la falta de organización. En aquel año de 2017 el PP votaba en contra de la instalación junto con el concejal no adscrito que había pertenecido a Ciudadanos. Quizás eso justifique que cuando ahora el señor Poveda habla del retraso de las obras municipales en la ciudad no los mencione y se olvide de la instalación de los toldos estando como estamos a 12 de julio y a punto de achicharrarnos. El otro concejal del mismo partido que la actual alcaldesa se abstuvo.
Esto sí que es un NOTAN (aviso para navegantes), con lo que puede suceder durante los dos próximos años. La administración municipal no puede dirigirse desde la voluntad política de las personas – concejales – sin hacer caso a los órganos colegiados de decisión. La falta de un mapa de procesos y el establecimiento de un sistema de gestión que apueste por este modelo, donde estén implicados todos los responsables que intervienen –no solo los políticos-  junto con unos comités internos de gestión y un sistema de auditoría interna de gestión, será muy difícil que la administración municipal pueda ser eficiente e imparcial. 
Es comprensible el derecho político de quien gobierna a establecer la prioridad en la ejecución de los proyectos, pero no se comprende que cuando el máximo órgano del Ayuntamiento aprueba una resolución por mayoría se pueda dilatar en el tiempo durante un lustro. Ha pasado con esta obra como con otras resoluciones aprobadas por la mayoría del Pleno, que nadie asume la responsabilidad del seguimiento. Parecerá una cuestión menor, pero la falta de ejecución de los acuerdos plenarios, aprobados por mayoría, es una falta de respeto a la mayoría de los ciudadanos. Nada justifica, ni proyectos, ni dotación presupuestaria, ni licitación desierta, ni plazos de contratación, etc., que un acuerdo del Pleno pueda dilatarse durante cinco años. Eso es solo una demostración de la desidia política reinante en el Ayuntamiento con todo aquello que no provenga del concejal que todo lo controla y dirige.