Las mujeres necesitamos a nuestras amigas para compartir nuestras inquietudes con ellas, para sentirnos comprendidas, para intercambiar confidencias, para hablar de cualquier cosa, para reírnos más en compañía, para que nuestra felicidad sea también la suya, para pasarnos horas llorando sabiendo que quien está enfrente nos entiende, para pedir opinión y consejo ante una duda que puede que no sea muy importante, pero que nos acecha irremediablemente y para sostenernos en sus miradas y hombros cómplices en los momentos difíciles.
Nosotras necesitamos esa amistad basada en diálogos cómplices, en los que nos 'confesamos' las unas con las otras porque, verdaderamente, necesitamos hacerlo para vivir mejor nuestro día a día. Y en esas vivencias y conversaciones nos hermanamos, con ellas tejemos un manto de afecto y soporte que, normalmente, nos puede abrigar durante bastante tiempo, incluso toda la vida.
Esta hermosa relación entre amigas queda magistralmente retratada en la novela Historias de mujeres casadas de Cristina Campos. Esta obra ha sido, muy merecidamente, finalista de la última edición del Premio Planeta. 
Se trata de una obra ágil y emocionante, llena de diálogos y situaciones que cualquier persona puede sentir muy cercanos o haberlos vivido incluso. 
Cuatro mujeres, con profesiones cercanas y todas casadas, van viviendo los avatares diarios y afrontando las circunstancias inesperadas y, a veces, difíciles que surgen en sus caminos con su amistad como uno de los más grandes pilares con los que cuentan. 
Ese cariño entre ellas permanece siempre inalterable. En cambio, con otros sentimientos no sucede lo mismo y estos se mezclan en una encrucijada de la que no se sabe cómo salir. Es ese camino hacia la toma de una decisión final el que refleja con tanta maestría la autora. 
La vida depara a estas cuatro mujeres situaciones con las que ninguna cuenta al principio de la novela y que intentan resolver cada una como puede y, siempre, con el apoyo y la escucha atenta de las demás. 
Ese es otro de los grandes tesoros de la amistad: Aunque no se comparta la decisión de la amiga, siempre hay que estar ahí para sostenerla y ese es otro rasgo que la autora ha querido constatar con gran acierto.
El atractivo de esta obra aumenta al estar, además, salpimentada de diversas ramas del arte como la fotografía, la escultura, la literatura dentro de la literatura y el cine.
Podríamos decir que Historias de mujeres casadas es una preciosa exaltación de ese mundo interior femenino que tanto necesita ser entendido y compartido. Está escrita de un modo muy elegante que, en ningún momento, ofende ni menosprecia a los hombres. Esa es otra razón más por la cual es altamente recomendable su lectura.