Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Los artesonados de Torrijos

25/06/2021

 

La noticia se publicaba en La Tribuna del martes, 22 de junio. Decía: ‘El Victoria & Albert Museum, de Londres, hace una investigación sobre artesonados de Torrijos’. ¿Han desplazado técnicos para la investigación a Torrijos? No. Se ha hecho sobre cuatro artesonados del  desaparecido Palacio de Altamira, repartidos entre  San Francisco, Londres, Madrid y Francia. La portada, posiblemente de Juan Guas, se sitúa en la finca del Alamín. Y eso enlaza con la terrible historia del Patrimonio Histórico y Cultural de los primeros treinta años del siglo XX. La semana anterior se había publicado en un diario nacional una investigación en la que se contaba cómo el Monasterio de Santa María de Óvila, en las cercanías de Trujillo, fue desmontado piedra a piedra para trasladarlo a los Estados Unidos. De este último lo que llama la atención es quien lo adquirió: el magnate de la comunicación, William Randolph Hearst, que se reencarnaría en el cine en  ‘Ciudadano Kane’, de Orson Welles. Lo colosal del proyecto de traslado y el destino final de aquellas piedras es lo que se ha investigado ahora que se cumplen  90 años de su adquisición por el marchante que el millonario americano tenía en España. También adquirió cuatro tapices de la catedral de Toledo. El personaje sería la anécdota. Porque lo que interesa es que aún la destrucción del patrimonio cultural continúa. Siempre habrá alguien dispuesto a vender. Siempre habrá alguna autoridad dispuesta a mirar para otro lado y siempre habrá alguien dispuesto a especular con el patrimonio cultural.
Fueron  años de masiva de destrucción del patrimonio,  religioso y civil, que se acumulaba en España. Las desamortizaciones  ayudaron a la destrucción y también la miseria de la época, la ignorancia y la avaricia  de sus gentes. Una ley de la República intentó frenar aquellos desmanes. La destrucción se sumergió. Precisamente el mismo día que aparecía la noticia de Torrijos, al Consejo de Ministros se presentaba un proyecto de ley para incluir nuevos bienes patrimoniales a proteger, entre los que se incluyen los paisajes y entornos que  completan y explican la historia de un lugar, como por ejemplo, la Vega Baja de Toledo. Podríamos añadir el anfiteatro romano. Y es que los desastres patrimoniales, que se cometieron a comienzos del siglo XX, perviven en el siglo XXI.