Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


La pandemia vuelve a llamar a la puerta

11/11/2021

Y creíamos que lo habíamos cuasi vencido y se batía en franca y feliz retirada!, pero ¡sí, sí!, ahí lo tenemos otra vez, fuerte, versátil hasta aburrir y engañar a los humanos, capaz de seguir matando a todo el que le falta el respeto y no le guarde el aire. Me refiero, como es fácil imaginar, al COVID-19, quien tras dejarnos unas semanas de respiro en el recién pasado verano ha vuelto con fuerza, especialmente en la vieja y sabia Europa -lo de sabia, a veces y esta es una, podemos dejarlo en el baúl de los recuerdos- dónde ha vuelto a conseguir -el COVID, consigue; nosotros padecemos- cifras de contagios realmente importantes y, lo que destaca más, es que estos éxitos de contagio otoñal los está obteniendo en los países grandes, fuertes, ricos, tales como Alemania, Gran Bretaña, Suecia y, sobre todo, la poderosa Unión Soviética, que con una mano maneja la jeringuilla de su imperfecta vacuna y con la otra cierra la llave del gas ruso -¿soviético aún por su estilo?- que calienta y mueve a la vieja zorra desde Sicilia a Kiruna o Monchego, no manchego, allén del Círculo Polar. Los que se dicen gobernantes, vuelven a la duda sobre la manera de atajar esta nueva embestida de la bestia pandémica, que según analistas expertos está lista para zamparse otro medio millón, o más, de personas en los próximos meses, entre otras varias razones por el miedo que tienen a cabrear al votante por si las medidas no le vienen bien y luego no les votan. España está volviendo a la senda de los contagios, ello tras haber triunfado en el contagiador verano que acaba de irse. Las cifras van para arriba. Ya veremos lo que tardan en ponerse serios los que mandan, porque de ellos y de lo que hagan dependemos.
En España, o en lo que vayan a dejar de ella estos desarrapados de la política, las cosas no andan nada bien, pese a algunos datos del paro y de producción empresarial, por culpa de ellos, de los desarrapados que sólo saben, aun muriéndose la gente a carretillas llenas como hace unos pocos meses, pelearse en defensa de una democracia imperfecta, en la que prima, escandalosamente, el interés de partido y el personal, en detrimento del interés general, que no ha funcionado al 100% siquiera para luchar contra la pandemia. Cosa que también ha pasado con el mundo de la comunicación, que en casos concretos no ha estado a la altura que la gravísima situación requería. La mega protección periodística a Pedro Sánchez y su desastrosa gestión de la pandemia, por parte de los medios de comunicación, abstracción hecha de los de titularidad, no ha ayudado a mejorar la gestión y eso se ha llevado unas pocas miles de vidas. La nueva ola está a las puertas de España; ya van algunos contagios y subiendo. Ojalá las necesarias, y, posiblemente, serias decisiones que hay que tomar lleguen a la velocidad que la nueva norma sobre plusvalías, para burlar al Constitucional y seguir cobrando. Y el pueblo, seguramente desgañitado de años anteriores, mudo como pollo sin cabeza.