Con el general caos actual de la Justicia en todos los órdenes, si el ministro de Justicia fuera cualquier otro perteneciente a un partido contrario a la actual coalición, en vez de la impávida Pilar Llop, aquél no habría durado en el cargo ni dos telediarios, y no solo por la Ley del sí es sí. En la difícil conjugación del verbo dimitir por parte de este Gobierno, que nadie espere la primera persona del singular del presente de indicativo. Si hablamos de dimisiones, nos encontramos en un nuevo, evidente y enésimo supuesto de hipocresía, falsa moral y doble rasero. Como siempre, una doble vara de medir en función de los intereses particulares de cada uno, del partido y de la propia ideología dominante de conveniencia. 
Entre la pasada huelga de los letrados judiciales, la actual de los funcionarios y la futura de jueces y fiscales, con la acumulación de pleitos y la carga de trabajo que ya se arrastraba, y que afecta a la calidad y rapidez de la respuesta judicial, nos encontramos al borde del colapso y sin el mínimo atisbo de dimisión por parte de nadie, o de negociación a gran escala para conseguir un buen pacto de Estado por la Justicia, que nos sacara de la actual situación y nos preparara para afrontar los grandes retos del futuro. 
A parte del principal perjudicado en todo este barullo, que no es otro que el ciudadano justiciable, la peor parte se la llevan, como siempre, los profesionales de la abogacía. Y dentro de este grupo, los abogados que ejercen en el Turno de Oficio y la Justicia Gratuita. Por este motivo, con relación a la anterior sugerencia sobre un pacto de Estado por la Justicia, en el mismo se debería incluir, como se viene reclamando desde el Consejo General de la Abogacía Española, órgano representativo, coordinador y ejecutivo superior de los 83 Colegios de la Abogacía de España, un específico y elemental apartado que abarcara la mejora de la Justicia Gratuita y el Turno de Oficio sobre varios ejes esenciales, si queremos preservar el ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva, con fundamento en la dignificación y la calidad en el trato a los profesionales, la retribución digna de las actuaciones realizadas, o la reducción de las cargas burocráticas para los abogados y los Colegios en orden a la justificación de las actuaciones derivadas del Turno, entre muchas otras medidas. 
Pero ahí sigue la ministra, impertérrita al desgobierno, el desbarajuste y la confusión. En el diálogo 'Gorgias', Platón ataca duramente a Calicles por considerar que justicia y poder son equivalentes: «Lo justo es lo que hace el más fuerte». Para Calicles es mucho mejor cometer una injusticia que padecerla. 
Pues eso mismo deben pensar en el ministerio.