Antonio García-Cervigón

Buenos Días

Antonio García-Cervigón


Elogio de la memoria y sus bondades

11/05/2021

El artículo del escritor, ensayista y catedrático de Literatura Andrés Amorós, publicado en la tercera de ABC el pasado viernes y titulado Elogio de la memoria ha levantado verdadero entusiasmo por parte de los lectores. Algunos han escrito cartas al director mostrando su apoyo a los postulados que servían de argumentario. En un previo sobre la nueva ley de educación escribe: «Apunta a una pedagogía progre, orientada a las competencias y no a los conocimientos; una educación que abomina de la memoria». Con firmeza defiende a la «potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado -definición del diccionario de la lengua española-» descubre el ‘topicazo’ que supone la citada ley, el castellano, «la lengua española oficial del Estado» está considerada un idioma de segunda con prevalencia de las lenguas regionales. Durante décadas se ha denostado a la memoria en España: se trataba de confirmar y pregonar a los cuatro vientos que esa calidad y cualidad que tenemos los humanos, unos más y otros menos, era y es la inteligencia de los tontos. Y así lo expresaba con su particular gracejo Marcelino Menéndez y Pelayo, que la definía como el talento de los idiotas, cuando él estaba dotado precisamente de una memoria realmente prodigiosa de la que hacía gala. En su Anábasis del historiador griego Jenofonte mantiene que «no hay cosa más honrosa ni alegre en la vida, que dejar memoria de vuestros dichos y hechos en los que deseáis que os recuerden». En su magnífico artículo, Amorós destacaba que a los niños de su tiempo les hacían aprender de memoria en la escuela algunos poemas que todavía repetimos cuando llega la ocasión. Y no sólo poema, aprendíamos la orografía e hidrografía de España y las reglas de Ortografía de Miranda Podadera de carrerilla.
Al respecto, cuento ahora una historieta ocurrida en la década de los 60 a un alumno en la Escuela Oficial de Periodismo -entonces única en el país- cuando se examinaba con la catedrática Carmen Llorca de Geografía. Resulta que en el examen salió el tema ‘Hidrografía y orografía de España’. En el tiempo que duraba el examen, el alumno necesitó casi 20 folios que le proporcionaban en el aula con el logotipo de la EOP en color verde. Conforme. El alumno citado entregó en tiempo récord su examen y fue requerido por la profesora extrañada por la rapidez en la redacción de sus respuestas. Preguntando por los libros o apuntes de geografía que había estudiado, la respuesta fue que lo había aprendido en la escuela de su localidad, La Solana, Ciudad Real . La catedrática le dijo que si tenía alguna objeción para preguntarle por algún río y montaña, el alumno dijo que estaba a su disposición. En un santiamén la respuesta a las descripciones del río Duero y los Pirineos causaron asombro a la catedrática que exclamó:«¡Qué cosas más hermosas pasan en los pueblos!». Cuando acabó la carrera de Periodismo, el alumno contó este relato a su maestro, don Francisco Ortega Puga, del que se regocijaron ambos. Ayer hablamos con Andrés Amorós, con él mantenemos una relación cordial desde que fuera director general del INAEM y escribiera su libro La Zarzuela cerca. Y en esas estamos.