Miguel Ángel Jiménez

Comentario Dominical

Miguel Ángel Jiménez


La urticaria de la libertad

13/11/2020

Quizá sea la libertad el don más valioso que tenemos, tanto que ni siquiera alcanzamos a vislumbrar su grandeza. Dios, del que podemos presumir es la verdad absoluta, nos deja libres. Podría imponerse a nosotros con el argumento de que sin Él nos perderíamos para toda la eternidad. Sin embargo, no lo hace así, prefiere que descubramos el amor que nos tiene, como buen padre, y, para ello, pone en juego dos aspectos de su misma esencia: paciencia y misericordia. Siempre espera.
Que otros puedan elegir, por el contrario, suele producirnos urticaria. Desde distintos predicados e ideologías nos pone nerviosos en extremo la libertad del otro; que puedan elegir, por ejemplo, los padres la educación de sus hijos; la libertad religiosa; la libertad de pensamiento y de expresión, de prensa, etc. También en la Iglesia ha existido y puede seguir existiendo la tentación de, sabiéndose instrumento de Dios para el mundo, limitar la libertad personal o social con el argumento de la verdad con la mejor de las intenciones, pero también errando. 
Pero, la libertad solo puede estar orientada hacia el bien, porque hay supuestas libertades que esclavizan. No toda elección es para la libertad. Alguien podría esgrimir su derecho de elección para hundirse en las tinieblas de la droga, aunque rápidamente descubriría que esa supuesta libertad lo lleva a una esclavitud radical. La libertad va unida a la verdad, pero también al respeto, a la pluralidad, a la autonomía, a la vida social común.