Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


Aún no se puede decir lo que se ama

30/06/2021

"Si el hombre pudiera decir lo que ama / si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo/ como una nube en la luz…" decía, hace casi un siglo, el genial poeta Luis Cernuda.

Algunas sociedades han avanzado mucho desde entonces. Cabe recordar, por ejemplo, que España fue uno de las naciones pioneras en aprobar la ley que aprobaba el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Pero aún quedan países donde la homosexualidad está prohibida o ignorada y otros donde se pretende retroceder y volver a condenarla y en ellos no es posible que algunos hombres y mujeres puedan decir a quiénes aman.

En un tiempo como el actual se intenta avanzar en la lucha contra el maltrato psicológico y físico y se intenta que nos concienciemos, sobre todo a las mujeres por ser las principales víctimas, del respeto a uno mismo para poder escapar de relaciones tóxicas. Entonces no debería importar, en absoluto, que un hombre o una mujer encuentren ese amor respetuoso y puro en alguien de su sexo.

Cuántos matrimonios infelices pero eso sí, tradicionales entre hombre y mujer, se han debido producir en la Historia, con el fin de ocultar las tendencias homosexuales de alguno de sus miembros. Y cuánto sufrimiento debe haber causado entre los miembros de esas parejas el fingimiento y la ocultación al que debieron someterse por las normas sociales.

Pienso también en toda la gente que ha debido huir de sus casas por escapar de la intolerancia familiar o tener que exiliarse porque corrían riesgo de muerte en sus países, solo por amar a alguien con su mismo aparato genital. Y, por supuesto, pienso también en los hombres y mujeres que no hayan podido asumir su condición, por motivos diversos y hayan tenido que recurrir al suicidio, como única alternativa posible, cuando el resto del mundo les volvía la espalda.

Las mujeres, como viene siendo tristemente normal en otros ámbitos, han tardado más en ir reconociendo que podían gustarles otras mujeres. Recuerdo la obra de teatro Il matrimonio di Maria, de Rossana Campo, escrita en 1998, en el que una chica que tenía como pareja a otra mujer negociaba un matrimonio con un chico a cambio de alquiler gratis, para contentar a sus padres, que desconocían su orientación sexual.

Poco a poco este grito femenino de amor entre mujeres va alzando su volumen y poetas como Elvira Sastre lo retratan en su bellísima obra.

Otras escritoras de nuestra tierra como Diana Rodrigo también habló de ello en su precioso poemario Laurel y, recientemente, Loly Arroyo acaba de publicar su primer libro, también de poemas Me sobran las palabras y me falta tiempo contigo, de amor lésbico.

Se dice que lo que no se ve no existe, por eso es importante ir dando más visibilidad al amor homosexual. Lo importante es eso mismo, que sea amor, que bastante necesitado está el mundo de este sentimiento, lo de menos es que sea entre dos hombres o dos mujeres.