Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


Arriba y abajo

11/05/2023

Desde arriba, la ciudad se ve bonita, pequeña, homogénea, brillante y resplandeciente, como si se tratara de una estructura de 'Playmobil' que alguien hubiera colocado delicadamente en medio de la llanura. Al fondo, como delimitando ese tablero de juego imaginario, la cordillera de Montearagón viene a culminar en el cerro de San Blas, que por siglos soporta a la orgullosa ciudad de Chinchilla.

El Depósito del Agua de la Fiesta del Árbol de Albacete, de 70,27 metros de altura, es uno de los grandes símbolos del skyline de la ciudad. En realidad, este complejo, que tenía por objeto mejorar el abastecimiento de agua, es la historia viva de un fracaso, pues el día de su inauguración la red de distribución reventó, inundó la ciudad y nunca llegó a funcionar. Hoy el complejo es sede del Centro de Interpretación del Agua de Albacete (CIAb), "centro de referencia nacional integrado por el Museo del Agua, un mirador turístico que ofrece una panorámica de la mayor urbe de Castilla-La Mancha o un auditorio, además de un centro cultural, una sala de estudio, una biblioteca y una cafetería". Magnífica solución para este lugar tan entrañable y simbólico para los albaceteños, cuya obligada visita recomiendo desde aquí.

Desde abajo, a pie de tierra, es otra cosa. La ciudad se retuerce con el ritmo frenético que marca ya la campaña electoral. La actividad política del Gobierno municipal en Albacete, que desde el inicio del año ya venía marcada por infinidad de actos, presentación de proyectos, inauguraciones e inicio de ejecución de obras de todo tipo, se refuerza esta misma semana con una nueva proliferación de obras y mejoras urbanas. Rasgadas y levantadas sus calles como consecuencia de los trabajos de mejora del asfaltado, el caos circulatorio que ello conlleva, debido a los cortes y el desvío de vehículos, nos hace añorar ya la contemplación idílica de la ciudad desde lo más alto del Depósito del Agua.

Las remodelaciones van rápidas y, sin duda, son muy positivas para la ciudad, si nos olvidáramos de que, curiosamente, han tenido cuatro años para hacerlo y lo hacen en los últimos días. Como esto siempre se repite, supongo que los partidos políticos tienen bien calibrado el efecto electoral positivo en los ciudadanos votantes respeto de la idea de que su Ayuntamiento mejora la ciudad y hace cosas, en contraposición directa con el hecho de tener que soportar las concentradas incomodidades propias de las obras.

Es el regreso al bombardeo de propaganda electoral, obras, publicidad, carteles, entrevistas, debates, avezados análisis, y demás artillería propagandística para formar en nuestros maltratados cerebros la convicción de nuestro voto. En las campañas electorales el contenido de los mensajes políticos se distorsiona a favor del mensaje de marketing publicitario, que no coincide necesariamente con la realidad social y económica del momento, ni con los valores democráticos.