Antonia Cortés

Desde mi ventana

Antonia Cortés


Y llueve

15/09/2022

Huele a tierra mojada. Si la vida tiene un olor especial podría ser este. La lluvia tan deseada, tan esperada, por fin, llega. El campo la recibe con los mismos honores que a una reina, con la alegría del peregrino en su camino. Se ha hecho esperar y su ausencia no ha pasado desapercibida, como ahora tampoco su presencia. 

Muchos pantanos agonizan, el horizonte se divisa seco y se presiente olvidado, la tierra se agrieta como los edificios abandonados durante largo tiempo, y una voz oculta grita la necesidad de calmar la sed, con urgencia, con desesperación. Y ante este panorama, de pronto, coge y se nos presenta. Y llueve. Y deja ese olor a vida que se cuela entre los recuerdos, entre los deseos del mañana.

El verano ha golpeado fuerte con sus altas temperaturas. El agua, ese diamante que no siempre sabemos valorar, escasea según dónde y cómo. No, no nos sobra, y aun así parece que no importa, que no pasa nada, pero, de seguir así, pasará. Hay agricultores que no han podido regar sus cultivos, ciudadanos que se han levantado en mitad de la noche para beber y han comprobado que de sus grifos no salía una gota, madrugadores que se han enfrentado a una ducha frustrada, fuentes heridas de muerte en mitad de muchos pueblos y hermosos paisajes que muestran los cauces llenos de piedras por donde antaño corrían las aguas cristalinas. 

El agua es la vida.

Un rato lloviendo no es la solución, también lo sabemos. Pero esas gotas caídas del cielo con fuerza durante la noche en algunos lugares y de día en otros, se han presentado como una bendición más que necesaria, como esa mano imprescindible que se atreve a empujar un poco la puerta para dejarla entreabierta y mostrar lo que se esconde un poco más allá. Un pequeño empujón y otro y otro…hasta abrirla del todo. Como las ventanas por donde entra la identidad de la lluvia. Su perfume.

Septiembre, este mes especial que marca el inicio de tantas cosas, que te obliga a planear y decidir como si volvieras a empezar, avanza y avanza para dejar atrás estos calurosos meses estivales que han recogido cifras récord. Ya contamos los últimos días antes de dar paso a esos otros colores otoñales, entre nostálgicos y esplendorosos, que irán llegando y que, esperemos, traerán más gotas de esperanza, aunque aún sean pocas y nos hagan ver que quizá nos tocará esperar.

La lluvia se ha hecho de rogar, sí, pero al fin se ha presentado. Tan añorada, tan deseada. En algunos lugares se cree que cuando alguna persona muere y llueve es porque su alma será recibida en el cielo. ¿Quién sabe si esta historia es verdad? Sea cierta o no lo sea, es hermoso pensar que podría existir esa posibilidad.

Y llueve.