¿Qué es el amor? Solemos pensar que el amor es un sentimiento. Además, voluble, incontrolable, imprevisible como el viento, el huracán o la brisa. Igual que llega, se va. Un impulso. Seríamos, entonces, esclavos de él, porque nos llevaría y traería, incluso, donde no queremos ir; hacer hasta lo pernicioso. Pero el amor, por principio, va unido al bien y también a la libertad. Eso quiere decir, sencillamente, que si no nos conduce ni por el bien ni por la libertad o hace daño a otros, no es amor. Por eso, también el amor va unido a la voluntad, a elegir sobre él y, entonces, sí que nos hipoteca y obliga. A veces se esconde, parece no estar, pero todo lo que crece y se desarrolla, sufre crisis. Habrá que esperar, con paciencia, el momento de los frutos, la recolección.  
Por eso, también el amor se aprende porque podría crecer descontrolado. Es tarea de toda la vida. No todo el mundo sabe amar de manera adecuada a pesar de que lo creemos, así lo pensamos de manera inconsciente, que nacemos sabiendo cómo desarrollarlo. Muchas dependencias afectivas tienen ahí su origen como lo tienen los malos tratos, las violencias físicas y psíquicas. Hay amores posesivos, amores deformados, existe la limerencia o la enfermedad del amor. Necesitamos aprender a querer.   
Amor que se desarrolla, entrega que se sacrifica, mirada íntima y profunda a otro: amor que engendra amor. Cuando el amor se queda en nosotros mismos es puro egoísmo y, como el agua, se escapa entre los dedos.