José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


El centro inaccesible

17/03/2021

Así se llama un poemario de Antonio Martínez Sarrión de 1981, por más que estuviera compuesto por trabajos redactados entre 1975 y 1980; años que van de la muerte de Franco a los primeros movimientos de la Transición. El primer poema llamado Arribada, comienza tal como sigue «¿Quién habla de una fácil travesía?». Y esta afirmación de la travesía, en estos días de tribulaciones, se hace más cierta en el territorio del centro político, que quería representar y ocupar el partido político Ciudadanos. Un centro político que, para algunos, como Ignacio Valera, es una ficción ideológica; no hay un ideario propio que atienda al centrismo propio, sino una topología del espectro político que se posiciona entre los conservadores y los progresistas. Quizás esta sea una dificultad añadida.
Tras los movimientos de la Región de Murcia –moción de censura mediante y dudas posteriores sobre su viabilidad–, sumados a los de la Comunidad de Madrid –disolución anticipada de la Asamblea–, unidos al batacazo electoral de Cataluña, el perfil de Ciudadanos como partido que quería ocupar el lugar del centro político –un lugar cuestionado por algunos como inexistente o muy desnaturalizado– se ve tan cuestionado que algunos de sus fundadores –como Arcadi Espada– ya han propuesto la disolución. No, ni siquiera, la refundación, sino la simple y escueta extinción. 
Y todo ello tras las fallidas experiencias anteriores de diversas formaciones políticas que han tanteado ese complejo tramo del centrismo como realidad política, adquiere una visibilidad diferente y añadida. Marcando, además, cierta dificultad por aclimatar y enraizar en España formas políticas que tratan de mantener una equidistancia con la izquierda y con la derecha, en aras de un supuesto liberalismo que practica el pacto y el acuerdo con sus flancos laterales. Ese es el fracaso por demás –en opinión de Andrés Trapiello– de la Segunda República: la falta de una tercera alternativa que se hubiera opuesto a los universos enfrentados del fascismo y del comunismo, como ejemplo de la polarización de la vida política de los años treinta. Fracaso que pasó, años después, con la misma Unión de Centro Democrático (UCD) de los albores de la Transición; se prorrogó con el experimento del Partido Reformista Democrático (PRD) de Miguel Roca y Antonio Garrigues y la consecuente operación reformista; se activó con UPyD –construido desde cierta disidencia del PSOE– de Rosa Díaz –, y se vuelve a palpar con los titubeos de Cs –que nació para resituar el problema del nacionalismo identitario catalán– y que en estos días se han extremado hasta las vísperas de su continuidad misma. Pero «¿Quién habla de una fácil travesía?».