Por si faltaba algo que hiciese más sólida, simpática y agradable la espera de los separatistas catalanes, y de los demás también, ¡eh!, para la llegada de sus indultos, sobreseimientos, arreglos, apaños, perdones y todo lo que, inmerecidamente, pueden esperar, y esperan, esta manada, tras sus acuerdos de compra-venta y venta-compra con el presidente del Gobierno de España, el pleno del Tribunal Constitucional tuvo ayer el acuerdo, bien que por mayoría pírrica de un voto, de nombrar presidente del mismo nada menos que al ínclito y controvertido magistrado Cándido Conde-Pumpido, destacado, de antiguo, servidor de la Justicia, con claro escoramiento a las tesis, gustos e intereses de la izquierda española y muy especialmente de los del PSOE. Un solo voto le ha elevado a la más alta magistratura del Constitucional, que es nada más y nada menos, quien corta, pincha, parte y decide en asuntos como el independentismo, las posibles demandas contra los implicados y lo que a estos, por su acendrado amor a España, pueda corresponderles como premio, mención o distinción, o cosa similar o parecida. Así las cosas, ya se palpa y se asume que los traidores a España en el asunto del perdón, de la forma que sea, a los aludidos separatistas catalanes, los Puigdemont, Junquera y compañía, están preparando la valija para el día que, gracias a las mil, incluso menos artimañas urdidas por todos ellos y con el ok, de mayor peso que se puede obtener en España, el del presidente del Gobierno del momento, salir a la calle, ser recibidos en olor de multitud y sentarse en los sillones desde los que organizarán el próximo referéndum de independencia, tal y como ellos mismos han prometido. 
La lógica, que todo, o casi todo, lo puede, digo yo que debe decir algo así como que al igual que en los círculos conservadores españoles el desasosiego debe ser grande, máxime si se recuerdan otras épocas en las que Conde-Pumpido, y sus actuaciones, andaba en coplas como la falsa monea, en la acera (política) de enfrente, la tranquilidad afianza sus cimientos, y el equipo de Sánchez sólo se preocupa hoy de ver que todo este lío con los de ERC, Bildu, etc., no les destroce la estrategia para seguir al timón de la nave. Y es que ya se ve, casi más que nunca, que una cosa podría terminar siendo Ferraz y otra notablemente diferente Moncloa. Nuestro presidente regional, como otros, está cada día más distanciado, al menos aparentemente, porque no quieren -servidor les aplaude- ser ni la llave, ni la puerta, ni el rollo del WC, que es hoy todo lo relacionado con el asunto separatista.
Tema agua. El PP, por unas cosas, y el PSOE, por otras, no creo que den la cara por Castilla-La Mancha. Una vez más, el centro de España verá como le pasan por debajo de la nariz algo que tenga buen oler, pero peor saber. Y es que tiene guasa que nos pidan agua a los que casi no tenemos para regar las macetas.