Cinco meses –del 28 de octubre de 2022 al 28 de mayo de 2023– son los que quedan, justamente, para la celebración de las próximas elecciones municipales y autonómicas. Poco o mucho tiempo, según se mire y según se cuente. Ya se sabe que en política unos días pueden ser una eternidad, y en otras ocasiones el tiempo en esa misma política, pasa con la velocidad de una estrella fugaz. Pura quietud o puro vértigo, según los gustos y los manuales.
Y pese a todo ello, Eva María Masías, actual regidora de Ciudad Real, por el acuerdo sostenido en 2019 con el PSOE –en la entrevista sostenida con Europa Press, el pasado día 21– dejaba claro que su indecisión actual sobre su futuro político es consecuencia de que hay tiempo sobrado para todo ello. Lo iremos viendo, de la misma manera que iremos viendo el movimiento de las fichas sobre el tablero electoral. Cinco meses dan para mucho, o dan para casi nada. De tal manera que afirmaba en la entrevista que: «Habrá tiempo de hacer esas listas. Estamos en diciembre, y el 28 de mayo queda lejos. Quedan muchos meses, mala alcaldesa sería si me centrara en esos ruidos. En seis meses pasan muchas cosas, cuando llegue el momento decidiré, queda mucho tiempo todavía, estoy preocupada por gestionar».
Dejando claras dos cosas, al margen del pulso tan sereno como frío que sustenta en el presente. La concepción morosa del tiempo en política –al menos en su política, sumido su partido C's en una severa crisis de identidad y de futuro político–, que le permite otorgar cada tiempo a cada cosa y cada cosa a su tiempo. Y en segundo lugar la velada critica a aquellos miembros de la Corporación Municipal –Zamora y Cañizares por ahora, sobre todo, pero extensiva a tantos otros más que compatibilizan candidatura futura con ejercicio activo presente, y me sobran nombres– que yan sido declarados candidatos de sus respectivas formaciones y que, obviamente, estarán  en estos cinco meses venideros cabalgando contradicciones entre la gestión y la promesa electoral. Por eso, la alcaldesa actual, Eva María Masías, advierte que «no puede entretenerse en esa cuestión [la carrera electoral y sus procesos laterales y oblicuos] por centrarse en el trabajo diario por la ciudad». Dejando clara la temeridad de dar por resueltas tantas cosas en tan breve plazo de tiempo: decisión de encabezar la lista, elaborarla, aprobarla por los órganos oportunos, realizar el programa –algún trabajo deberá de significar ello y no repetir ideas generales y esquema tópicos–.