Elisabeth Porrero

Elisabeth Porrero


¿Quién es? diga...

01/02/2023

Escuchaba hoy a la cantante Rosalía decir que las llamadas telefónicas le parecían muy invasivas y que solo hay cuatro o cinco personas a las que podría llamar o coger el teléfono. 
He consultado su edad y tiene 30 años, es quince años más joven que yo, pero me parece que hay un abismo entre su forma de entender la comunicación y la mía o la de la gente de mi generación y alguna anterior.
Creo que cuando yo tenía su edad, el WhatsApp ni siquiera existía y, si bien podíamos comunicarnos por mensajes, mucha gente, entre la que yo misma me encontraba, preferíamos las llamadas. Está claro que los mensajes eran más rápidos y se podían ver a la hora que quería el receptor, igual que los wasaps, pero aún teníamos la costumbre y el recuerdo de escuchar la voz de quien estaba al otro lado del teléfono. Aún conservábamos la idea de que era más cálido comunicarnos con alguien, oralmente y en tiempo real que dejar un mensaje escrito en una pantalla.
No hubiera pensado que una llamada nos invadiese, más bien se trataba de un momento muy deseado. Recuerdo largas conversaciones con amigas y amigos a quienes no podía ver a menudo y me resultaba mágico ese proceso por el cual su voz atravesaba la distancia para traerlos junto a mí, durante ese tiempo en el que había tantas cosas que contar.
Leo en los medios que los millennials (de 24 a 40 años, entre los que se encuentra Rosalía) y la Generación Z (16 a 24 años) son las personas que compondrían la generación muda o la que se comunica permanentemente a través de redes sociales, pero ha perdido la costumbre de interactuar en directo.
Ya he escrito alguna vez sobre este fenómeno social pero hoy, al escuchar a Rosalía, que es una persona con una proyección mundial, he sido más consciente de este cambio. La comunicación se transforma a lo largo de la historia y ese cambio está ya presente en nuestro planeta. 
A quienes nos consideramos personas nostálgicas esto nos produce cierto pavor porque, tal vez equivocadamente, no podemos evitar pensar que las llamadas tienen mucha calidez y dan más calidad a la comunicación.  Por supuesto que los mayores usamos el WhatsApp y otras redes sociales, constantemente, pero no renegamos de una conversación con voz en tiempo real.  De vez en cuando necesitamos marcar un número de teléfono y esperar al tono que nos da luz verde para hablar con quienes deseamos, porque nos parece que, de otra forma, nos quedamos a medias. Por ejemplo, aún tenemos la idea de que hay determinadas noticias, buenas o malas que tenemos que dar de viva voz o simplemente nos apetece una charla y, claro está, nos comunicamos con gente que pasó hace mucho la Generación Z y que piensa como nosotros. 
Nuestra juventud pensará que nos comunicamos como los trogloditas. De todos modos siempre nos quedarán las intervenciones de Gila con aquellos maravillosos teléfonos para recordarnos lo importante que fueron aquellos aparatos sin pantalla.

ARCHIVADO EN: Rosalía