José Rivero

Doble Dirección

José Rivero


‘Bloomsday’ y ‘McCartney day’

22/06/2022

Por esas raras coincidencias este año de gracia y desgracia del 2022, el Bloomsday –que ya saben ustedes que es el evento anual que los joyceanos y forofos literarios celebran, desde 1954, en la ciudad de Dublín, en honor de Leopold Bloom, personaje principal de la novela Ulises de James Joyce– este año del centenario –la novela publicada en 1922, da cuenta, enteramente,  de la jornada del 16 de junio de 1904, día en que Joyce como artista adolescente, ma non troppo, tuvo su primer encuentro con Nora Bernacle, quien sería posteriormente su esposa y musa real– ha coincidido con la celebrada fiesta del Corpus Christi. El mismo día del 16 de junio. Coincidencia del Bloomsday con la festividad litúrgica del Cuerpo de Cristo, que de seguro habría gustado y complacido al mismísimo James Joyce. 
No olvidemos su tributo con la formación de los jesuitas irlandeses y sus obsesiones con la Iglesia católica y romana y toda su dogmática divina y humana; carnal y espiritual. También desde la carne del cordero místico y de su tributo de sangre ofrecida en el Ofertorio celebrativo, sangre para ser bebida y del cuerpo de Cristo para ser alimento, se deslizan una catarata de imágenes de doble significado. No sólo la dieta dublinesa de un día soleado del mes de junio de comienzos del siglo XX, también la cualidad brillante de las vísceras alimenticias. Elementos nutritivos que tanto abundan en las pitanzas que se producen a lo largo de día novelado. 
Dos días más tarde del celebrado Bloomsday del 16 de junio, ahora el 18 de junio de 1942 tenemos otra celebración, más silenciosa por ahora, pero llamada a ser algo más efectiva en el futuro próximo. Le llamo el McCartney day, para rememorar, ahora en Liverpool, el nacimiento del músico –pongan el adjetivo calificativo que consideren y que mejor se adecue a sus gustos musicales– Paul McCartney, quien, más allá de su pertenencia al grupo de pop-rock más afamado de la historia de la música moderna –pese a los seguidores acérrimos de los Rollings Stones–, reúne facetas de composición excelente y aún sobresaliente. Por más que todas las canciones grabadas en la época de The Beatles se encubren en la fórmula creativa de Lenon/McCartney, la mano de McCa –como se le conocía– es larga. Otra cosa será indagar en las valencias joyceanas del 'White Album' de 1968 y que tanto debe a McCartney en sus oblicuas metáforas y en su juego de espejos autorreferenciales del Glass onion, canción enigma para ser celebrada en el 80 aniversario.