Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


Muchas tontás

09/07/2021

Con las cosas de comer no se juega. En ningún sentido, aunque al youtuber Alberto Garzón -ahora ocupado con sus labores de ministro-, le guste lo de joder con la pelota.  El debate no deja de tener su chicha, siempre y cuando se presente con datos científicos. Si puede ser también con criterios médicos, se agradece. No ha sido el caso. El ministro de Consumo se ha limitado a publicar un vídeo distribuido convenientemente en las redes sociales. Es un foro donde el rigor no es su sello de identidad. Poco importa eso a Garzón. Nos pide que comamos menos carne porque perjudica a nuestra salud y a la del planeta. Algo así como una cuaresma permanente dicho en boca de un ministro comunista. Le ha faltado salir junto a un ternerito y contarnos que lo va a adoptar para que jueguen sus hijos. Cuñadismo en vena. Sin más solución.
No veo problema en el fondo del debate sino en la forma. Marca de la casa. Tan pronto contrato a mi niñera con el dinero de todos como que me rodeo de los colegas para que me organicen la fiesta de la tarta en el ministerio. A partir de ahí, todo va rodado, incluida la respuesta del presidente del Gobierno, que está al nivel del planteamiento de Alberto Garzón: «Donde me pongan un chuletón al punto… eso es imbatible». En siete segundos. ¿Lo ha dicho en Ávila? ¿En Cantalojas? ¿O se le ha escuchado en Tarancón? No, en Lituania, donde son más de repollo y de pescado ahumado. La desautorización es también de categoría. En las barras de los bares se escuchan comentarios con más argumentos. Suena a broma, si no se tratara de un sector que genera dos millones y medio de empleos en España y casi 9.000 millones de euros en exportaciones.
Luego está Page, que no se ha cortado con lo de los indultos -aunque todavía le dure la indigestión- y ha cargado la suerte con la chicha que le ha puesto Garzón en un cuenco de barro. «Y mañana irán con el vino, y pasado con el queso; no sé el futuro que tienen como dietistas, pero si no tienen nada que hacer, al menos que no se inventen la política para crear problemas a la gente». Page en esencia. El problema es que gobiernan con ellos. Y esas tontás -término de nuestro presidente regional- las asumen sin rechistar. Con sus 23 ministerios. Con sus 764 asesores. Y con la Oficina Española de la Bicicleta, donde algún amigote habrán puesto.
En esta cuestión de la carne, no se trata de una propuesta que coarta nuestra libertad. No es cuestión de imponer más acelgas y quitarnos el cochinillo. Más espárrago de la vega del Henares -que, por otro lado, está riquísimo- y menos cabrito. Es un debate mucho más profundo que evidencia, una vez más, que en el Gobierno no están los mejores y las propuestas están tan vacías de contenido como de razones documentadas. Un ministro de Consumo debe de preocuparse porque sus ciudadanos no pueden consumir. No pueden poner el aire acondicionado, si es que lo tienen, porque les cuesta pedir un crédito al ICO. No pueden hacer un viaje largo en coche porque llenar el depósito cuesta más que el mejor vino de La Rioja. Pero la ha tomado con la carne con una superficialidad de adolescente. Como cuando habló del Turismo. O del aceite de oliva. Es lo que tiene ser un político profesional sin oficio ni beneficio en otra cosa.