Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


Cataluña, ¿un paso más hacia la independencia?

24/06/2021

Pues no han debido estar tan mal atendidos como los propagandistas del separatismo catalán han pretendido hacernos creer a todos, aunque en muy buena parte no lo hayan conseguido, cuando el preso Oriol Junqueras apareció, nada más traspasar la cancela de la cárcel, con una cara de salud tipo muñeco Michelín, que para sí la quisieran muchos. Porque tanto Junqueras como el resto del séquito ofrecieron ayer una imagen de bienestar que satisfizo a presos y carceleros, y que ya veremos cuando se coman una perola de alubias con butifarra, una fuente de caracoles a brasa del restaurante la Lluna de Sudanells -saludos Carmen- y una fuente de espardeñas de aquellas costas…, que el éxito de la cocina catalana nada tiene que ver con lo asqueroso que se ha puesto el volver por allí, desde que esta caterva de separatistas de pan pringado, fueron tomando el poder tras la muerte del honorable Tarradellas. O sea, que nada de mala vida carcelaria, ni de comida de basura, ni aporreamientos, ni cosa parecida. Puede, incluso, que por aquello de la afición nacional general al puño cerrado para la cosa del gasto, y otros, menos, al puño cerrado por lo de la izquierda oxidada y cerril, alguno, algún día, se acuerde y eche en falta la comida de la cárcel. 
Bromas aparte, quiero comprender y reconocer al diplomático español, ya jubilado, conocidísimo por sus apariciones en tertulias de todo tipo, que dijo haber lagrimeado por el tema, al ver que el torpe Sánchez, había cedido al fin a las presiones separatistas, y había enviado los decretos correspondientes al Boletín Oficial del Estado, que propició, ordenó más bien, la salida inmediata de los nueve presos catalanes separatistas encarcelados, justamente y por poco tiempo desgraciadamente, por la esperpéntica declaración de independencia que protagonizaron a raíz del referéndum ilegal del pasado 1 de octubre de 2017. Con él, con el Sr. Arias está también un servidor de ustedes. Porque lo que ha hecho ahora Pedro Sánchez, no ha sido otra cosa que imitar, seguir los pasos, de todos sus predecesores en la dirección de la España salida de los años de Franco, a la que, más que nada por cobardía política -desde Aznar a Felipe-, han ido restándole poder en los territorios conflictivos, que no son otros que Cataluña y País Vasco. En ambos territorios, con todos los gobiernos de España posteriores a la llegada de la Democracia, el Estado, Madrid, Ferraz y Génova, PP y PSOE, mandase quién mandase en ambas formaciones políticas gobernantes, no han sabido sino inclinar la cerviz, hacer concesiones parciales que, unificadas, forman casi un estado independiente, al que sólo le faltaría algo más de presión en las calles y otro esperpento de referéndum, como el que ya vivimos. Poco a poco, paso a paso, Madrid ha ido cediendo, salvo alguna excepción, para evitar la turbamulta desbocada en la que se convierte buena parte de la joven, y menos joven, sociedad catalana, esa que sólo quema y arrasa la ciudad, mientras ella, la ciudad, y los que dicen y cobran por ello, ¿?, sólo piensan en elevar la tensión hasta la implosión, que llegará algún día.
Dicho esto, dicho que a Cataluña y al País Vasco, aquí, pese a los ríos de sangre aflorados, se le han hecho concesiones indecentes en muchos de los casos, viniesen o no, en la Constitución, porque igual la clave está en que hay cesiones que nunca deberían haber otorgado los padres de la Constitución y de la Patria. Y ahora pasa lo que pasa y que no es otra cosa que los presos, o expresos, tienen ya la quijá descoyuntá de tanto decirle a Sánchez, y a su mudo PSOE, que el indulto no vale para nada y que sólo esperan la amnistía y la independencia. ¡Vaya un referéndum de SÍ o NO en, v. g., 1980!