En internet, a raíz de este lío de dar de baja a las de la súper regla, ha salido en el tiktok o algo así, un tío rascándose los cataplines, y pidiendo la baja laboral por el escozor que le suponía no hacer nada. La cajera, para hacerse publicidad ha conseguido infiltrar, -no se le puede llamar de otra manera-, una modificación en la legislación de manera que si te duele mucho la regla, te das de baja. Perdone Dña. Irene: si alguien le duele algo mucho, por ejemplo la espalda por cargar o descargar un camión de rasillas o de hormigón, va al médico y le dan de baja. Si alguien le duele la cabeza porque tiene migrañas, sea hombre o mujer, va al médico se lo dice, y si el médico considera, le dan de baja. Si alguien le duele la tripa de manera que no pueda trabajar, ya sea por la regla, por apendicitis o por un cólico de langostinos, -que también los ha habido entre la clase trabajadora-, va al médico y le dan de baja. Por ahí se empieza, pero si a alguien lo atropella un coche y le rompe una pierna, le dan de baja. Si está enfermo, y no puede ir a trabajar por cualquier otra circunstancia, sea la pierna, los langostinos, la tripa, el corazón o la madre que nos parió, le dan de baja. Para eso no necesitábamos ninguna ley.
Agustina de Aragón, al pie de los cañones contra los franceses, no pudo acogerse a la ley Montero y así lo mismo ocurrió con Sarah Connor, en ese enfrentamiento tal brutal con el malo de Terminator, o a Escarlata O'hara en Lo que el viento se llevó, cuando levantó el puño lleno de tierra para hacer su promesa, o a Gala Placidia cuando encadenada por los visigodos a una mula anduvo 26 kilómetros descalza, -tiene una plaza en Barcelona-,  o a Cleopatra que tuvo a los romanos también a sus pies, aunque sin cañones, con otra estrategia más dulce, o a tantas otras que han sido tan heroínas como los mejores héroes.
El caso es que nuestra polémica ministra, -no me canso, de torero me meto a albañil tararirorirori-, le ha querido enmendar la plana con una tontería como la que hoy se publica en el BOE, con los codazos y guiños de ojos de sus compañeros seguro, ni más ni menos que a Simone de Beauvoir, a Rosa Luxemburgo, a Clara Zetkin, y tantas otras, que con heroísmo defendieron el feminismo, incluso pasándole por encima a la pasionaria, que del Moscú 'feminista' de la época se vino a España 'por fin' a extender la cultura 'feminista' en la que se baña el partido de doña Irene.
Total, que sin haber escrito un libro, sin haber roto un plato, sin haber hecho nada de nada, sino el ridículo y casarse con un alfa 'romeo' que le ha puesto en la letra impresa del boletín oficial y de determinada prensa amarilla, puede conseguir con la ley de la regla pasar a la memoria de los tiempos como madre y líder del feminismo actual. La demagogia ya había llegado al boletín oficial, en eso no va a ser la primera. T'has passa.