Rafael Cantero

Historia en Piedra

Rafael Cantero


La Cruz de los Caídos

27/11/2020

Terminada la Guerra Civil Española en 1939 se procedió a erigir monumentos en honor a los caídos y mártires de la Guerra Civil del bando nacional, a lo largo de todo el territorio español. Entre los numerosos monumentos que se construyeron, el más habitual en toda la geografía española, fue la Cruz de los Caídos.
En torno a estos espacios o monumentos funerarios se desarrollaron las principales conmemoraciones del naciente régimen franquista, convirtiéndose en un punto de referencia obligado y lugar de concentración ciudadana en fechas señaladas. 
En el caso de Ciudad Real, la Jefatura Provincial del Movimiento impulsó la construcción de un monumento en homenaje y recuerdo a los caídos de la Guerra Civil en Ciudad Real, que sería costeado por suscripción popular. Para tal fin se creó una comisión pro-monumento Cruz de los Caídos, que se encargó de promover y coordinar las aportaciones económicas de los ciudadrealeños, autoridades e instituciones que quisieron colaborar en la construcción del monumento.
Después de diversas vicisitudes y una vez conseguidos los fondos necesarios, se encargó la construcción del monumento a Lápidas y Esculturas Molinero, referencia nacional del arte funerario. Esta empresa fue fundada por Manuel Molinero en 1880 y en los años de la posguerra realizaron monumentos a los caídos para muchos ayuntamientos del país, siendo multitud las lápidas y esculturas de Mármoles Molinero que decoran los cementerios de gran parte de España.
En 1947, en los jardines del Prado, concretamente en el lugar donde anteriormente estuvo el templete de la música, se inauguró el monumento funerario Cruz de los Caídos para recordar a los fallecidos de la Guerra Civil Española. Al acto asistieron numerosas autoridades y pueblo de Ciudad Real, encabezando el cortejo el Gobernador Civil, Jacobo Roldan, y el obispo, Emeterio Echeverría y Barrena.
El monumento consistía en una grandiosa y austera cruz realizada en piedra de granito que descansaba sobre una escalinata de tipo clasicista. El conjunto se completaba con un altar en la fachada del monumento que daba frente al edificio del casino. Todo el monumento estuvo perimetrado por una cadena de hierro que unía todos sus ángulos.
En torno a este monumento, en fechas señaladas, especialmente cada 20 de noviembre, se organizaban diversos actos tanto de tipo político como religioso, en conmemoración del fusilamiento del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. 
En el año 1986, la Comisión de Gobernación del Ayuntamiento de Ciudad Real, presidido por Lorenzo Selas Céspedes, tomó el acuerdo de desmontar y trasladar el monumento Cruz de los Caídos a una zona ajardinada que se construiría junto a la verja de entrada del cementerio municipal. 
En el lugar que ocupó la Cruz de los Caídos, el Ayuntamiento quiso recuperar el antiguo templete de la música, proyectando la construcción de un nuevo templete o kiosco para llevar a cabo los conciertos de la banda de música.
El nuevo templete construido tiene forma octogonal y su estructura de hierro es la que diseñó el arquitecto José Ramón Berenguer para cubrir los baños del balneario de Villar del Pozo, que, al encontrarse sin uso alguno y previa cesión, fue utilizada para la construcción del templete de música que actualmente existe en los jardines del Prado.