Manuel López Camarena

El Yelmo de Mambrino

Manuel López Camarena


A Italia hay que darle cuartelillo

29/09/2022

La vieja Europa, la de las contradicciones históricas, la de los bloques no menos históricos, la de los egoísmos nacionales, transnacionales y hasta regionales -ver el mapa de la España de hoy, de ayer y de siempre- la de las peleas, los desencuentros, los resquemores y las guerras de los siete, los treinta y hasta de los cien años, sigue dando que hablar y preocupando a propios y extraños, incluidas unas tribus salvajes de aborígenes de Papúa-Nueva Guinea y otras más que ni siquiera han sido descubiertas aún. O sea, que sí que hay que estar preocupados con la vieja y egoísta Europa, en contra de lo que dicen unos anuncios de TV que se emiten por ahí. Y como hemos hablado de bloques, pues resulta que el bloque supranacional izquierdista está que se le aflojan las pajarillas, tras el indiscutible triunfo del otro bloque, el supranacional derechista, que ha arramplado, en Italia, con las urnas, los votos que iban dentro y los nombres a los que las urnas encumbraban al estrellato de la gobernación. A la vencedora de estos históricos comicios, la señora Meloni, melones, le ha faltado tiempo para, como a los buenos, reírse de ella misma y aparecer ante Italia y ante el mundo, en las primeras horas de su triunfo, con dos melones, pequeñitos, amarillos, eso sí, colgando y así hacer un poco de burla a sus atributos mamarios y a la barahúnda feminista. Mira, lo mismito que la siesa de nuestra ministra Montero, que en esto y en otras cosas, no se sabe si va o sí viene. 
Y Europa, ¿va o viene Europa? Pues parece que pese a lo anunciado, el triunfo de una opción conservadora, el izquierdismo continental anda, como apuntaba arriba, nervo descolocado, ya que Italia viene a reforzar panoramas de derechas, que no estaban muy a gusto, o muy poco a gusto, con opciones y políticas de derecha, especialmente en asuntos de extranjería e inmigración, violencia de grupos más o menos radicales, etc. Pero de esto, a que creamos que en pleno siglo XXI vamos a estar gobernados por opciones de extrema derecha radical hay, sencillamente, un gran abismo. Abismo que Europa, nosotros, españoles, hoy mismo, estamos soportando con opciones radicales de izquierda, radicales de separatismo, radicales de asesinato -uno no deja nunca de ser asesino si ha matado alguna vez, aunque haya cumplido su condena, cosa que no ocurre por cierto- como sucede con los 'gobernantes' tipo Bildu. Y así anda esto. Se da, se tiene y se mantiene vías radicales libres por la izquierda, mientras que se tiembla, o se dice que se tiembla, por la izquierda. Veremos que dice y que hace la señora Meloni. ¡Ojalá! sus melones sean tan buenos y tan dulces como eran los inigualables de Carrión. Mientras, el nostálgico de, si no los principios comunistas sí, sin la menor duda, de los crueles modos y métodos soviéticos, juega con la sangre de los rusos, que huyen despavoridos de la belicista Rusia de hoy, con tal de intentar, creo que al final lo conseguirá por culpa de la amenaza de sus bombas nucleares y su locura, anexionarse un tercio de Ucrania, más o menos, que es lo que, en sus sueños de verdugo, ha debido contabilizar como territorio propio.