Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


Pongamos que hablo de España

18/05/2021

¿Cómo ha sido posible que una señora sin un programa político ni soporte de partido, con la consigna genérica de ‘libertad’, con apariencia de desenfado castizo y su cara bonita haya arrasado en las elecciones madrileñas y provocado una conmoción en el Gobierno y puesto en solfa el discurso de la izquierda? Cuando el voto se reclama ofreciendo beneficios por venir la gente no suele darle credibilidad, pero cuando el voto se pide en contra de algo que es bien concreto y conocido, es fácil mover las voluntades. Ayuso ha escogido el momento y el rival. El momento en que los madrileños están hartos de una situación de encierro, y sometidos a la inseguridad de las decisiones arbitrarias y la falta de coordinación entre administraciones.
El rival no ha sido Iglesias, que él mismo se ha derrumbado por los excesos de sus propuestas, su protagonismo autoritario y la inconsecuencia personal. Ayuso ha ido a por el último responsable de la insatisfacción popular que es Sánchez y ha logrado que vayan hacia ella los que huían del presidente. Ayuso es la tonta más lista, que ha convertido a Sánchez en el listo más tonto. Él tenía la fuerza pero no la verdad y ella ha tirado del hilo de su máscara y él mismo se ha hecho pedazos al caer desde su altura desafiante.
Bajo el pretexto de unas cervezas al aire de la calle, el pueblo ha sentido que más allá del Covid soportaba un estado de opresión, con la designación legal pero fraudulenta de Sánchez como presidente, la estructura de saqueo mantenida por el Gobierno, la desmembración de España, el favor a separatistas, el mando de incompetentes y el dictamen de ‘lo correcto’, que te controla hasta el habla. Y lo que es peor: la imposición del ‘pensamiento único’ a través de la Ley de la Memoria sobre la que dice Stanley Payne: «es el proyecto más dramático, arbitrario y punitivo respecto al debate histórico que aparece en el mundo Occidental».
La reacción del perdedor habría de ser la autocrítica y la renovación, sin desánimo ni abdicación de sus convicciones, defendiéndolas políticamente y sin culpabilizar a los votantes actuales como unos ignorantes que es un recurso democráticamente impresentable. ¿La gente ha votado fascismo? En absoluto. No lo desea, pero teme más a los antifascistas, con lo que hasta en Vallecas ha ganado la derecha. También dicen que «la mayoría no es la verdad», pero contar votos es el único modo de ejercer la democracia, como tampoco lo legal es lo justo, pero la justicia es el único arbitraje racional. Aunque sea cierta la corrupción en la derecha, el enemigo del humanismo de izquierda es la corrupción de su propio establishment. También es rechazable estar proponiendo ‘la lucha en la calle’ que es atacar a las personas por sus ideas.
Sánchez, mal perdedor, en lugar de ahuecar a Tezanos e Iván Redondo, ha tratado despiadadamente a su candidato y se venga en Leguina y Redondo. De su equipo, Ábalos dice que Madrid está «acostumbrado al bullicio y al ocio». Y según Carmen Calvo «Para un socialista es difícil hablar de cañas y de berberechos». Quien crea que Ayuso es poca cosa, debe reconocer que su pequeñez está muy por encima de la grandeza ful de Carmen Calvo.