Fernando García Cano

Eudaimonía

Fernando García Cano


Estética y condición humana

01/10/2021

Los inicios de curso traen consigo nuevas ilusiones y oportunidades de intercambio académico, no sólo con los nuevos alumnos, sino también entre los propios profesores a través de actividades de formación y jornadas promovidas por distintas entidades. La Sociedad Internacional de Filosofía de la Educación (SIFE) ha celebrado durante el pasado mes de septiembre un Simposio Internacional sobre la «identidad y el buen carácter». Durante dos jornadas, desarrolladas presencialmente en el campus madrileño de postgrado de la Universidad de Navarra y seguidas on-line por muchos de sus participantes, se pudieron escuchar las ponencias y comunicaciones de investigadores de varios países, que abordaron cuestiones muy actuales en el campo de la filosofía y la pedagogía, centrados todos ellos en la complejidad de promover visiones particulares del bien en las sociedades liberales que se caracterizan tanto por su éxito político, como por su fracaso moral. Así lo expresó en su ponencia inaugural el profesor Hanan. A. Alexander, docente en las Universidades de Haifa y de Berkeley (California). En su opinión, lo que muchos padres y educadores experimentan desde hace años es que los niños y jóvenes ya no buscan tanto su elocuencia y seguridad sobre la mejor manera de vivir sus vidas, porque en estos tiempos confusos ellos buscan en otros lugares las respuestas a esas cuestiones existenciales, que no han dejado de ser imperecederas.
Así planteada la obertura de esas jornadas de reflexión sobre cómo gestionar la educación del buen carácter en las sociedades democráticas liberales es obvio que las aportaciones que se pudieron escuchar entre los intervinientes fueron muy variadas y enriquecedoras. Siempre ocurre que entre lo que uno escucha con atención hay mensajes que sobresalen sobre otros y se produce esa satisfacción intelectual de haber encontrado lo que uno buscaba: una orientación novedosa para el propio trabajo docente que se trata de hacer con la mayor competencia y dedicación posibles. En mi caso, esa luz la encontré en la comunicación del profesor de la Universidad de Zaragoza, Martín Cairo Rodríguez, que presentó la conexión que se da en el aula entre las relaciones pedagógicas y las relaciones estéticas.  De una manera sencilla nos hizo caer en la cuenta de que la imagen personal y las formas visuales también contribuyen a educar. Apoyándose en el concepto zubiriano de inteligencia sentiente nos mostró cómo la estética es una experiencia inherente a la condición humana, de manera que nuestra ética está influida por nuestra percepción estética, como tan bien explica Herbert Read en su libro Educación por el arte. En opinión del profesor Cairo, gallego de origen, el desarrollo sensorial, emocional y cognitivo permiten establecer una etología estética en el aula, que podría desarrollarse analizando cómo existe una ética de las formas en la que educarnos mutuamente profesores y alumnos. Los hábitos estéticos se potenciarían desde las ideas estéticas y educando nuestra sensibilidad estética lograríamos repercutir en nuestra propia conducta ética. 
Teniendo presente el planteamiento de Foucault en su Hermenéutica del sujeto se pueden apreciar cómo nuestros juicios éticos contienen siempre también pre-juicios y post-juicios que nos llevan a simplificaciones excesivas en la línea de hacer impensables que se puedan mezclar lo feo y lo bueno o lo malo y lo bonito… Dicho con palabras de Merleau Ponty:«Vemos las cosas como somos», lo cual obliga a distinguir al menos una doble acepción del concepto de estética: como reflexión filosófica sobre la belleza en el arte y como percepción subjetiva de lo que cada uno considera bello, en función de su propio criterio. Es obvio que sobre gustos hay mucho escrito, en contra de lo que se suele decir con la intención de ratificar esa subjetividad tan marcada que tienen nuestras apreciaciones estéticas. Lo que a mí me parece bello o bueno ¿puede imponerse como criterio objetivo a quien no comparte esa misma impresión? ¿Hay cánones de belleza en los que debamos coincidir? Ciertamente la estética, como disciplina filosófica tiene mucho que decir al respecto, para quien esté interesado en reflexionar con la ayuda de los referentes que se pueden encontrar en aproximaciones contemporáneas a esa disciplina, como la coordinada hace unos años por Antonio Notario, profesor de estética y decano de la Facultad de Filosofía de Salamanca.